Durango ya ha superado epidemias

Durango cumple 457 años de vida y hoy, bajo la amenaza del Covid-19, cabe recordar que no es la primera ocasión que se lucha contra una epidemia, "tenemos registradas poco más de 20 en la historia", afirma el cronista de la ciudad, Javier Guerrero Romero, quien además agrega que los duranguenses, hijos de la tierra de alacranes, han sabido reponerse siempre a las adversidades.

EL CÓLERA

A fines del siglo XVIII, en 1789, ocurrió la primera gran epidemia de la ciudad, el cólera, que fue devastadora pues no había cura o tratamiento y solo quedaba ayudar a bien morir a los pacientes, mientras los médicos del hospital San Juan de Dios intentaban de todo para reducir el dolor.

Los pequeños panteones de las iglesias fueron insuficientes, hubo que sepultar a los fallecidos en las huertas y patios de conventos, hasta que el Ayuntamiento decidió hacer el primer panteón de epidemias, fuera de la ciudad, al pie del Cerro de Mercado.

"No se ha cuantificado todavía el alcance de esta epidemia, pero de los escasos relatos que se conservan se sabe que debió de haber diezmado un porcentaje importante de la población. Aunque hubo otras epidemias de cólera en 1833, en 1849 y en 1850, sin duda la de 1789 fue la mas devastadora de ellas", recuerda Javier Guerrero.

LA VIRUELA Y EL TIFO

La viruela fue otro mal que enfrentó Durango desde la época colonial. Por falta de vacuna no fue posible contener las epidemias de 1875, 1880, 1882 y 1899.

El tifo fue una real amenaza para la ciudad y aunque hubo importantes brotes en 1814 y 1875, fue de 1897 a 1905 que se presentó la epidemia más devastadora en la historia de la ciudad de Durango.

Esta prolongada epidemia que se extendió por casi ocho años, se tradujo en la muerte de más de dos mil 600 habitantes, es decir que murieron de esta enfermedad 14 de cada mil duranguenses del total de la población de ese entonces.

 ESTACIONES SANITARIAS

"En 1902, con la epidemia de tifo causando estragos en Durango, Mazatlán fue invadido por otra epidemia, la Peste Bubónica, que no llegó a la ciudad gracias al médico Eduardo Hernández (fundador de la Cruz Roja), quien tuvo la iniciativa de crear estaciones sanitarias de vigilancia en los caminos hacia la ciudad, donde aislaba a personas y desinfectaba todas las pertenencias, animales de carga e incluso sometía a sus famosos baños de vapores de mercurio a los viajeros", afirma el cronista de la ciudad.

La Peste Bubónica, conocida también como vómito negro o prieto, tifo amarillo o pestilencia hemorrágica era una enfermedad infecciosa que provocó la primera pandemia conocida como Plaga de Justiniano, extendida por África del Norte, Europa, Asia Central y Arabia.

 LA FIEBRE ESPAÑOLA

La epidemia de influenza española fue la segunda pandemia que llegó a la ciudad de Durango.

"En 1918, el mundo se sacudió, a la par de la Primera Guerra Mundial, con el surgimiento de una enfermedad mortal, altamente contagiosa, que devastaba los ejércitos en el campo de batalla", afirma.

Llegó a México por Nuevo Laredo en octubre de 1918 y se propagó rápidamente por la movilidad de los viajeros en el ferrocarril. En Durango, en tan solo tres meses, de octubre a diciembre, fallecieron 448 personas.

Aunque la fiebre española en México fue devastadora (se estima en 300 mil fallecimientos) en Durango no se alcanzó la magnitud de otras ciudades, a pesar de ser de las primeras en recibir el contagio, gracias a un puñado de doctores que decidieron aislar a los pacientes, desinfectar todo lo que tuviera contacto con ellos e implementaron todas las medidas de higiene que se disponían.

"En este día significativo para la historia de nuestra ciudad tenemos que recordar el nombre de los médicos que lograron contener la epidemia de fiebre española, como Carlos León de la Peña, Eduardo Hernández, Heriberto Palencia, Isauro Venzor, José María Vázquez, José San Martín, José Teodoro Lemus, Pascual de la Fuente, Rafael Reyes Avilés y Manuel Chávez, este último, Director del Hospital Civil, quien falleció en la lucha contra la pandemia", asegura Guerrero Romero.

 UN HOMENAJE

Para el cronista de la ciudad es indispensable recordar que hay más hombres y mujeres que diariamente nos enseñan que podemos vencer las adversidades por difíciles que parezcan.

Por eso, solicitará formal y públicamente, la construcción de un memorial en el que se inscriban de manera permanente, los nombres de esas mujeres y hombres, médicos, enfermeras, camilleros y personal de los servicios de salud que anónimamente, luchando contra el coronavirus, han entregado su vida, por salvar la nuestra.

"Un memorial, recuerdo 'perenne' para los duranguenses, de aquellos hombres y mujeres, que con orgullo podamos reconocer como los verdaderos héroes de la ciudad. Un memorial, testimonio de gratitud de pueblo y gobierno de Durango, para que las nuevas generaciones no los olviden nunca", sentenció.