El 'duende' de Chavela
Los andaluces llaman "duende" a la esencia pura que surge de la creación del verdadero arte. Es una capacidad extraordinaria, un poder misterioso, complejo de explicar e imposible de no percibir como espectador. Se dice que el duende es la fuente del sentimiento transformado en arte puro, es auténtico, atemporal, mágico, casi perfecto. Quien lo posee rompe lo establecido, permanece y trasciende.
Su transgresora forma de vivir e interpretar logró el máximo nivel de expresión, emoción y autenticidad, encontrando en el México de la época, los ingredientes perfectos para construir un controvertido personaje: una sociedad profundamente conservadora con alta propensión al "que dirán" y al mismo tiempo, un país que daba impulso y rienda suelta a todas las manifestaciones del arte y la intelectualidad. Este contexto y su duende retador permitió a Chavela Vargas desbancar de los escenarios y del corazón de muchas féminas a los confiados hombres que no lograron asimilar que había llegado competencia.
Mujeres y hombres de todas las latitudes sucumbían y guardaban silencio hipnotizados. La misoginia hizo mutis ante la mujer que vestía como hombre y que solo se acompañaba de una guitarra y una voz desgarradora que entonaba el catálogo completo del cancionero mexicano.
Prudente y celosa de la identidad de sus amantes, no era secreto que su corazón fue robado por la golondrina en pleno vuelo que se pintaba en las cejas de otra artista. Corazón que ya era habitado por otras mujeres, su profesión y el profundo amor que tuvo por este país y de una cultura que hizo propia; tan mexicana era, que cuando osaron poner en duda su mexicanidad, por haber nacido en Costa Rica, sin ningún titubeo refutó: "los mexicanos nacemos donde nos da la rechingada gana".
No todo es aplaudible en el paso existencial de "La dama del poncho rojo". Después sus primeras glorias, vivió un periodo obscuro resultado de los excesos y adicciones que provocaron un largo exilio que tuvo fin gracias a la convicción de Pedro Almodóvar. Como la parábola del hijo prodigo, el duende de Chavela había regresado en un segundo y último aire artístico que tuvo a bien durar dos décadas, donde se dedicó a llevar las canciones mexicanas por distintos escenarios del mundo para después morir en 2012.
Dentro de unos días "La Chamana" estaría cumpliendo 101 años de edad y quiero pensar que Netflix nos invita a que celebremos juntos su lucha por las libertades sexuales y la férrea defensa que dio a la música popular mexicana con el documental que ha subido a su plataforma. Ahí, de viva voz y en voz de muchos que la conocieron, sigamos siendo testigos y deleitándonos con su enigmática presencia.