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A puerta cerrada

¿La magia del poder distractor?

A puerta cerrada

MARCELA GÓMEZ ZALCE

Los líderes mundiales parecen haber olvidado la dura lección de que cualquier problema global necesita una solución global. La incapacidad de encontrar consensos para lograr una salida colectiva a la crisis desencadenada por el COVID-19 dejará una enorme brecha de desigualdades en países en desarrollo que tendrán brutales retrocesos en la esfera económica y social. Nacionalismos reforzados, multilateralismo degradado, malestar con la democracia liberal, des-globalización y quizá una crisis de gobernanza global serán saldos difíciles de remontar en el corto plazo. Varios de estos factores ya presentes en la comunidad internacional traían una hoja de ruta sostenida pero la pandemia ha actuado como disparador de conflictos latentes. En las emergencias se aceleran los procesos históricos y cada gobierno será juzgado por los ciudadanos ante su actuación frente a la pandemia.

El errático manejo del gobierno de López Obrador que se ufanaba en voz del "experto" científico -cuya estrella política es gracias a su rupestre lambisconería- de estar preparado hace meses teniendo antecedentes e información de lo acontecido en otros países, tendrá irreversibles consecuencias.

Las decisiones en materia de salud pública tomadas de manera vertical por un puñado de desordenados funcionarios desdeñando la ciencia y arropando la irresponsabilidad presidencial desde el micrófono mañanero ha colocado a México entre los primeros países con más decesos. El resultado es una pandemia fuera de control donde la mentira y la contradicción han sido protagonistas de la tragedia y el dolor de millones de mexicanos mientras el aturdido doctor se sonroja y ríe a carcajadas ante el infame espaldarazo presidencial transformando el semáforo en florero en su perverso juego de repartir culpas en la "nueva normalidad" como el reto de cada día.

Ignora la autoridad federal que no es culpable de los decesos pero sí responsable de ellos. Quizá el desprecio por fomentar el uso del cubrebocas fue provocado por fuerzas subjetivas ajenas a la voluntad racional sobrepasando sus capacidades normales de autocontrol.

Un presidente que no revela empatía ante la crisis sanitaria que minimiza y se entusiasma al salir de giras con evidentes tintes electorales en medio de una crisis sanitaria, sumado a un gabinete desorganizado y al partido hegemónico en abierta disputa por el control del mismo pintan el horrorífico cuadro nacional.

Agregando además la crisis económica que tiene a la cuatroté con el agua al cuello y a un secretario de Hacienda que se niega a ver las señales de lo que se comenta en Palacio Nacional; el presidente valora ya su relevo ante la delicada debacle que requiere otro perfil para enviar señales de certidumbre donde está en juego el grado de inversión.

No sorprende que este escenario requiera un giro en la narrativa del gobierno y se haya forzado el dominó Lozoya-Duarte para que caiga ese pacto como anillo al dedo. El distractor del horror y el error en pleno torbellino de polarización en contestaciones que develan esa irritación y rencor presidencial que no ha sido superados. Lamentable que López Obrador no invierta esa energía y coraje por el pleito para enfrentar al virus que llama "un mal sueño, como una pesadilla que ya pasará".

Un botón más a la mercería del lenguaje disonante del Jefe del Estado mexicano. Sencillamente imperdonable.

Escrito en: A puerta cerrada crisis, gobierno, presidencial, cada

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