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PADRES E HIJOS

No descuidemos la sana alimentación

PADRES E HIJOS

IGNACIO ESPINOZA GODOY

Uno de los aspectos que la pandemia del coronavirus (Covid-19) ha afectado es la alimentación de las familias ya que, querámoslo o no, el hecho de llevar una vida en el confinamiento dentro del hogar genera una serie de reacciones que en ocasiones nos impulsan a consumir todo tipo de antojitos y aperitivos que no siempre son lo más adecuado para nuestro organismo y los cuales pueden causar severos daños al grado de provocar enfermedades crónico-degenerativas tales como la diabetes, además de sobrepeso y obesidad que, por lo general, vienen acompañadas de efectos negativos a niveles desde leves, hasta moderados y graves.

Dentro de este contexto, los padres de familia (ambos, mamá y papá) tenemos la enorme responsabilidad de encauzar positivamente esos impulsos que pueden surgirles a nuestros hijos cuando la inactividad y el sedentarismo se traducen en esas ganas por consumir productos "chatarra" como son las frituras y dulces que, ingeridos con exceso, se pueden convertir en un auténtico dolor de cabeza una vez que se traducen en enfermedades que luego hay que atender, por lo menos, con un médico general, aunque en ocasiones hay que recurrir a un especialista si se trata de un problema más serio, para descartar otro tipo de secuelas.

Por ello, amable lector(a), es necesario que los progenitores estemos muy al pendiente de todo lo que consuman nuestros vástagos dentro del hogar, y no caigamos en el error de poner a su alcance todo tipo de alimentos y productos que no contribuyan a su sana nutrición, con el pretexto de que no hay tiempo para prepararles algo que en verdad contribuya a que sus organismos funcionen adecuadamente al ingerir alimentos balanceados, libres de grasas con exceso, pues si descuidamos este aspecto luego podríamos lamentar las consecuencias, que pueden desencadenar efectos nada agradables en los cuerpos de nuestros hijos.

Una prueba de que esta pandemia nos ha causado problemas de salud es que, según autoridades de la materia, se ha detectado un aumento considerable en el número de personas que han visto cómo su anatomía ha cambiado a tal grado que han sufrido un incremento en su masa corporal, es decir, padecen desde sobrepeso, hasta obesidad, un problema que no observaban antes de que se nos casi obligara a guardar el confinamiento en el hogar, de ahí que muchos responsabilizan al Gobierno de que su complexión haya adquirido otra forma, con más tejido adiposo, sumado a algunas molestias de salud que no se experimentaban antes de que se decretara la contingencia sanitaria.

Por supuesto que no podemos endosarle la responsabilidad a las autoridades de los cambios negativos que observamos en nuestro cuerpo, ya que, finalmente, nosotros somos quienes decidimos lo que consumimos, en beneficio o en perjuicio de nuestro organismo, por lo que más nos vale vigilar con mayor cuidado el contenido nutricional de cada alimento que ingerimos, para luego no lamentar las consecuencias de haber consumido calorías y grasas con exceso que posteriormente se podrían ver reflejadas en enfermedades crónico-degenerativas que sólo se pueden controlar, mas no curar.

Esa tarea, estimado(a) lector(a), nos corresponde exclusivamente a los progenitores, partiendo del buen ejemplo, claro, pues de nada servirá que les impongamos a los hijos una lista de alimentos que sí pueden consumir dentro del hogar, si nosotros no somos capaces de predicar con el ejemplo e ingerimos sólo comida "chatarra" mientras vemos una película sentados cómodamente en la sala, rodeados de toda clase de productos que, si bien, tienen un sabor muy agradable, no nos aportarán nutrientes para sentirnos mejor y no poner en riesgo la salud sólo por el placer que nos puede dar cuando los engullimos, aunque luego lamentamos el exceso cuando el cuerpo nos pasa la factura con algún malestar.

Conviene precisar que esos productos como las frituras y algunas golosinas o dulces no están totalmente prohibidos para consumirse, ya sea de manera individual o en familia, sino que se trata de no ingerirlos con exceso ni con mucha frecuencia, por lo que, en pequeñas cantidades y con moderación, no nos pueden causar un daño irreparable o irreversible.

Por eso, es muy común que en algunos hogares está prohibido terminantemente consumir esa clase de productos, una decisión que, desde luego, es muy respetable, aunque, en lo personal, creo que no se debe caer en esos extremos y sí, en cambio, permitir su ingesta en porciones moderadas y con una frecuencia no tan cercana, para no correr el riesgo de caer en esa tentación.

Ya para concluir, dejo el mensaje y la reflexión en el sentido de que los padres de familia debemos ser un buen ejemplo, el mejor ejemplo que les podemos dar a los hijos no sólo en este tema tan delicado como es la alimentación, sino en otros que les ayuden a crecer como seres humanos, para que ellos, a su vez, contribuyan a crear nuevas generaciones, más sensibles a la realidad que les toque vivir.

Escrito en: Padres e hijos que,, pueden, productos, consumir

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