Dejen de estar jugando con los colores de los semáforos
"¿Cómo puedes ver un semáforo en rojo al final del pit lane?"
Lewis Hamilton
Cada informe semanal se llena de incertidumbre, y nos preguntamos, ¿el semáforo cambiará de color?, ¿seguiremos en rojo?, ¿cambiaremos a naranja o regresaremos al rojo? o ¿lo disfrazamos un poco y le llamamos naranja con alerta?, o ¿de plano cambiamos al color amarillo?
La presión social es demasiada para las autoridades; de ello no cabe duda. Los diversos ramos empresariales requieren reactivarse, y cada semana es un calvario para todos y se cuestionan ¿por fin podrán reabrir las puertas o seguirán a medias o de plano seguirán cerrados por unas semanas más?
La economía a nivel mundial se ha desplomado catastróficamente; los mejores análisis dan expectativas pésimas para el año 2020 y una posible recuperación a mediados del 2021, y ello no en todas las naciones, solo en las que pueden soportar perdidas millonarias y contar con las reservas necesarias para poder reactivar el flujo de capital, y reactivando la micro, pequeña, mediana economía, y la de gran escala.
La mayoría de los gobiernos a nivel mundial no contaban con la crisis sanitaria que se vendría encima; sin embargo, algunos de ellos por su sistema económico cuentan con las posibilidades de aminorar los daños colaterales de la pandemia del siglo, pero son pocos quienes podrán lograrlo.
Por otra parte, en términos reales y de acuerdo con los conocedores del tema y las autoridades serias han afirmado que tendremos Covid para rato, y no será posible que al corto plazo podamos salir de la gravedad de la crisis, aun y cuando a diario se pretenda levantar las expectativas de una posible vacuna; según las autoridades sanitarias a nivel mundial, aún no podemos cantar victoria en relación a que ya es un hecho que se cuente con la cura que garantice al cien por ciento esto. Ni el anuncio del presidente de la Federación Rusa Vladímir Putin da la certeza y tranquilidad que requiere el mundo; aún falta mucho por recorrer en este largo y tortuoso camino, para encontrar la cura a este virus, que vino a darle una sacudida en todos los aspectos, al mundo entero.
Las secuelas del confinamiento y la nueva realidad también son temas de suma importancia; el estrés en el que una parte de la población está viviendo a consecuencia de la economía (desempleo y falta de oportunidades, y de un posible contagio) hacen más difícil una recuperación a corto plazo. La desconfianza generada primero en las autoridades que se encargan a diario y semana tras semana de información que, en algunos casos, políticamente conviene, y en otros con la información errónea de que ya estamos saliendo de esta pesadilla; y segundo en la desconfianza con las personas con quienes convivíamos de manera habitual y su posible contagio sea visible o no, pero sobre todo, por aquellos quienes son denominados asintomáticos y quienes pueden transmitir el virus de una u otra forma.
Volviendo al estrés causado por el virus y por la situación económica que lamentablemente ha golpeado a un número importante de personas en el mundo entero, tendrá en el corto y mediano plazo daños colaterales que rebasarán cualquier muro de contención, teniendo como consecuencia, entre otros, un mayor número de asaltos, de suicidios, mayor violencia familiar, deserción del sistema educativo, entre otros; la gente tiene que comer, y si no existen las condiciones favorables de llevar alimentos al hogar, se tendrán que tomar medidas, aunque no sean las óptimas, para poder satisfacer esta necesidad primaria. Así podríamos analizar cada una de las consecuencias que este virus nos traerá. Por ello las autoridades se encuentran en una encrucijada para hacer frente a esta pandemia, y sin ir muy lejos el vecino país del norte, el más rico económicamente hablando, no encuentra la salida a la crisis que está viviendo y sobre todo a la que está por venir, ya nos imaginaremos a los países en desarrollo como el nuestro.
. . . puede ser que sí, puede ser que no, lo más seguro es que quién sabe, pero . . . a pesar de la situación que estamos viviendo, la vida debe continuar y los procesos electorales son parte de la de la realidad; sin embargo, pareciera que el confinamiento ha acelerado las pretensiones electorales y ya se habla de diversas candidaturas tanto para la Cámara de Diputados Federal, como en las entidades federativas donde tendrán cambio del Poder Ejecutivo, diputados locales y los propios ayuntamientos. Todos y cada uno de los suspirantes, después aspirante y finalmente candidatos, tendrán que ser muy innovadores en sus campañas, ya que estas no serán como tradicionalmente se llevaban a cabo. Las grandes concentraciones, además de un peligro real, representarían una falta de tacto de quienes pretenden llegar a un cargo de elección.
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