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ARMANDO FUENTES AGUIRRE

Iba la lechera con su cántaro al mercado.

Por el camino pensaba que con el dinero que sacaría de la venta de la leche compraría pollas que se harían gallinas; vendería las gallinas y se compraría una vaca; la vaca le daría terneros que vendería para comprarse una casa, y ya dueña de una casa no tendría problema para encontrar marido.

En eso iba pensando cuando tropezó, cayó al suelo, se quebró el cántaro y se derramó la leche. ¡Adiós pollas y gallinas; adiós vaca y terneros; adiós casa y marido!

La lechera se echó a llorar desconsoladamente. La vio un hombre joven y apuesto y acudió a ayudarla. De ahí nació una amistad que se convirtió en amor. El joven y la lechera se casaron y fueron felices.

Hay quienes no gustan de que las personas tengan sueños, y escriben entonces fábulas morales en las que reprueban a los soñadores.

La vida muestra, sin embargo, que los sueños pueden volverse realidad. Y la vida sabe más que los fabulistas.

¡Hasta mañana!...

Escrito en: Mirador lechera, compraría, joven, vaca

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