Kiosko

LETRAS DURANGUEÑAS

Durango de los recuerdos

Durango de los recuerdos

Durango de los recuerdos

Óscar Jiménez Luna

Ya casi es un lugar común decir que las letras mexicanas –lejanas o recientes- no se han inclinado en general al cultivo del buen humor. Y tan es así que siempre citamos al memorable Jorge Ibargüengoitia como la excepción de la regla, esto para situarnos solamente en el siglo XX. En cambio, en otras expresiones artísticas, la situación es muy distinta. La cultura popular, por ejemplo, ha revalorado a “La familia Burrón” como un testimonio inmejorable de nuestras alegrías. Y ya no se diga del cine, en donde figuras como Cantinflas nos representan internacionalmente acerca de la manera en que nos gusta ver y celebrar la vida.

¿Y qué señalar específicamente de Durango? El propio autor del libro que nos convoca en estos sufridos calores de mayo se refiere en sus palabras introductorias a la influencia de “Bojedades”, esa joya bibliográfica que tanto enorgullece a los amantes de lo auténticamente durangueño. ¿Nada más? ¿Así de solemnes somos? Desde luego que no. Hay otras afortunadas mezclas de risa y recuento histórico como las placenteras “Costumbres durangueñas” (1966), del profesor Everardo Gámiz Olivas y, en fechas más cercanas, no se pueden dejar de lado las “Curiosidades Durangueñas y otros menjurjes “(2009), del cronista Juan Ramón García Maquivar, otro gambusino apasionado de lo extraordinario, ameno y gracioso. No quiero olvidar aquí al también admirado Juan “Nepo” Romero, quien por tantos años llenó de amenidad sus imperdibles “Los Aristócratas del Mercadito”, en el Diario de Durango. Asimismo hay tener en cuenta al escritor Petronilo Amaya que, cuando se pone a jugar con el lenguaje, en dichos y palindromas o palíndromas –que de las dos maneras, y más, es correcto nombrarlas- viene a confirmar que si bien no abunda entre nosotros el acento lúdico, tampoco nos falta.

Por ello, en este breve marco, trazado para situar así sea precariamente el volumen que ahora tenemos a la mano, subrayo que “Instantáneas Durangueñas o de la sonrisa de la microhistoria” (2018), del Lic. Enrique Arrieta Silva, es un verdadero privilegio para la gente que sabe disfrutar de la anécdota jocosa, el apunte simpático, la reseña gozosa.

Y ya entrados en materia, permítanme subrayar que no ha sido fácil seleccionar entre las poco más de cuatrocientas páginas que componen la obra, la muestra meritoria para el comentario. Todas tienen algo o mucho de interesante. De hecho, esta sería una de las primeras ventajas del libro: se puede abrir por cualquier parte, y en ninguna decaerá el aprecio de la lectura. Organizados, pues, los materiales recogidos, en una forma no cronológica vamos de un año a otro, e incluso de un siglo a otro, pasando también por una gran diversidad de temas. Líderes estudiantiles de varias épocas, bandidos famosos, intelectuales de prosapia, personajes que en su momento tuvieron, o para la mirada del compilador tienen, un significado muy especial. Más complicado es dilucidar el proceso por el que se llega a escoger tal o cual remembranza o escena histórica.

Lo cierto es que estamos ante una combinación de memoria personal y trabajo hemerográfico. Y por lo mismo “Instantáneas Durangueñas” se distingue de “Bojedades”. El dibujante e impresor, llevado por la nostalgia de su tierra, dio lugar a sus “Cartones” en la ciudad de México, añorando costumbres, hablares, y trayendo a cuenta algún suceso digno de recordación, como diría el clásico español. Enrique Arrieta, rinde un homenaje a su predecesor –como ya se enfatizó- al tiempo que agrega una tarea más relacionada con las labores del historiador: pasar en la libreta la nota encontrada en los viejos periódicos. Así, ya lo observarán, el tono es el heredado de “Bojedades”, y el complemento es más propio de un hombre de más amplias informaciones. Eso sí: a los dos autores los une, por comienzo, la evocación y la risa, o la sonrisa, para estar de acuerdo al título de referencia.

Por diferentes razones agrupé media docena de anécdotas –llamémoslas así- para esta ocasión. Sin embargo, para no abusar de los minutos que se me asignaron, no me detendré en ellas (salvo en una sola), pero al menos les doy los títulos “El que platicaba con los santos”, “La muerte del obispo”, “Tarzán en Durango”, “Cigarros para delicados del pecho”, “Pésames poéticos”, “Por vida suya”, “Pitijiedes”, “Aunque usted no lo crea”, “Durango surrealista”, “El panteonero más panteonero”, “Alacrán gigante”, “El Santo en Durango”, “Los arcoiris gemelos”, y “El discurso del capitán González, que merece estar en la Antología de Oro del humorismo histórico mexicano, ahí donde las haya. No me resisto, ya verán por qué, y leo:

El discurso del capitán González

La revolución fue hecha en su gran mayoría por hombres que no sabían leer ni escribir o apenas sabían leer, y es que bajo el porfirismo para los pobres no había escuela, mucho menos en la sierra, y en los raros casos en que la hubiera los pobres no podían asistir porque tenían la imperiosa necesidad de trabajar para ganarse el sustento. El historiador durangueño Everardo Gámiz Olivas, en las páginas de su libro La Revolución en el estado de Durango, nos regala el discurso del capitán González, que es toda una joya folklórica. A principios de 1911, llega hasta la bella población de Súchil el capitán González y ordena que en el kiosco de la plaza principal toque una banda alegres piezas de música que inviten a los pobladores a reunirse en su entorno, cuando considera que ya hay el número de gente suficiente sube a la tribuna improvisada y dirige a los circundantes un discurso, que Gámiz Olivas apuntó y me permito transcribir para reír con el capitán González, no para reírse de él, pues hombres como González, merecen todo nuestro respeto ya que abrieron el camino a la educación popular. He aquí el discurso de mucho mérito: «Me siento muy satisfecho de dirigirle la palabra a este pueblo tan apetecido como escarmentao pa‘ explicarle la causa y afeuto de nuestra conducta apetitosa y esautamente revolucionaria. Venemos peliando por el Sufragio Efeitivo y la No-Releición, porque Sufragio quere decir que Suframos todos por parejo y el Efeitivo, que todos ténganos los afeutos del intercambio financiero y los derechos aduanales que nos corresponden en el consorcio macabro de las relaciones conyugales y en el patrimonio congénito unisexual de la producción y el consumo; y porque la No-Releición inifica que la leición que este pueblo apetecido ha experimentao no la vuelva a repetir, y debe tomar escremento en el campo de nuestras luchas, desfendiendo los pustulados de don Francisco I. Madero. Los envito a que se revatien a esta juerza de eunucos de la libertá. ¡Viva Madero!».

La escena, digo, no tiene desperdicio. ¿Pero por qué nos divierte? Por el contraste: se desea hablar elegantemente, para dárselas de buen verbo, en base a una elocuencia que busca los términos más refinados. Y el resultado ya lo conocemos: una madeja de puros disparates.

¿Y qué tal aquello de:?

¿Le falta a usted algún tornillo? Nosotros lo tenemos en nuestros extensos surtidos. «Balatas de Durango», Avenida 20 de Noviembre 601 Oriente, teléfono 52-19.

Si queremos ahondar en el sentido del texto, cabe para el análisis el célebre ensayo de Bergson sobre La risa. Apunta el filósofo francés que la empatía con el momento cómico nace de la inteligencia del espectador. El sujeto que se divierte, entiende, en un instante pleno, suficiente, lo que el objeto le presenta. Y agrega que la escena humorística tiene una dimensión social. Nos alegramos más si estamos acompañados de los otros. Se puede decir tanto de este libro. Baste por ahora expresar en suma nuestra complacencia por los buenos oficios de investigador del Lic. Arrieta, que siempre nos entregó obras para querer más a Durango, porque el recuerdo ante todo es una cita, un lugar de encuentros y redescubrimientos. Que siga vigente muchos años más, estimado maestro y amigo.

Escrito en: LETRAS DURANGUEÑAS capitán, González,, discurso, decir

Noticias relacionadas

EL SIGLO RECIENTES

+ Más leídas de Kiosko

TE PUEDE INTERESAR

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas