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SORBOS DE CAFÉ

Tengo derecho

MARCO LUKE

Tengo derecho

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SORBOS DE CAFÉ

Soy un convencido de que siempre será mejor ser prisionero de la libertad que me otorga el derecho de seguir tus pasos, de rastrear tus huellas invisibles absorbidas por la fresca hierba que se ha nutrido de la firmeza de tus pasos, de la valentía que te ayuda a flotar sobre la mala hierba incapaz de tocar tus pies.

Tengo el presentimiento vago, pero suficiente, que me provoca hilar cada uno de tus cabellos, desprendidos con la sutileza y los cientos de intentos de olvidarme de su perfume, y recordar cuando recostabas tu cabeza entre mi pecho. Tengo el derecho a sospechar que aún te extraño.

Y de vez en cuando, me he permitido volver a ver alguna de tus fotografías, porque no es suficiente extrañarte, necesito amarte y entender que tu libertad es suficiente para que seamos felices los dos.

Pero definitivamente, tengo derecho a limpiar mi alma de tus buenos recuerdos, y agradecer con sonrisas sollozantes que no tengo ningún rastro en mi memoria para odiarte.

Sin embargo, para ser honesto, me ha sido muy difícil lidiar con la conciencia. Se está volviendo loca buscando entre sus archivos, cuál fue el motivo de tu partida. Creo que se encuentra en el límite de la demencia. Es muy triste verla desquiciándose cada vez que cree encontrar la respuesta para satisfacer la impotencia de no haberte podido detener, y lo único que encuentra son episodios donde me amabas.

Tengo derecho, junto con ella, a alegar demencia para evitar la condena a muerte a la que tu ausencia nos ha sentenciado.

Sin embargo, me intriga el hecho de mantenerte con la total libertad de vagar por las calles de mi memoria, mientras yo me veo obligado a no dejar escapar de mi porvenir para pedirte clemencia de acariciarte una última vez.

Sabes que después de tanto, tengo derecho a la réplica, aunque sepa de antemano la respuesta.

Ese derecho, me lo concede el suspiro que dejaste debajo del marco de mi puerta, cuando al despedirte para siempre de mí, te pregunté, si te llevabas también los recuerdos de tus atrevidas iniciativas que terminaron desnudándonos en el sillón.

"Tengo derecho a guardar silencio", te defendiste, diste la media vuelta, y te vi desaparecer en el ocaso.

Escrito en: Sorbos de café derecho, tengo, libertad, Tengo

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