Probióticos
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los probióticos son microorganismos vivos que, al ser administrados en cantidades adecuadas, confieren un beneficio a la salud del huésped. La microbiota intestinal se define como el conjunto de comunidades de microorganismos vivos que colonizan el intestino.
La microbiota intestinal se considera un nuevo factor que influye en las funciones metabólicas del huésped u hospedador, ya que puede llegar a regular el peso corporal y las enfermedades asociadas a la obesidad y el sobrepeso, demostrando ser una vía para su tratamiento. Varios estudios han demostrado la capacidad de los probióticos como agente benéfico en actividades neurológicas, inmunológicas y antimicrobianas.
La mayoría de los probióticos regulan el tránsito gastrointestinal y normalizan la microbiota alterada, contribuyendo a la digestión y absorción de nutrientes. Los probióticos actúan como protectores frente a infecciones y procesos de inflamación crónica, al desarrollo de sistemas para rechazar posibles agresiones externas e incluso se ha encontrado relación entre la microbiota intestinal y el sistema nervioso central, convirtiendo a los probióticos en una estrategia de tratamiento prometedora.
El desequilibrio en la flora intestinal y el aumento de bacterias en el organismo puede ser precursor de procesos inflamatorios que pueden llegar a favorecer el desarrollo de resistencia a la insulina y el aumento de peso corporal. Cada vez existe mayor evidencia que indica que la microbiota intestinal puede tener impacto sobre el estado nutricional y salud del huésped, mejorando la sensibilidad a la insulina y una disminución en la cantidad de grasa corporal y otros parámetros de riesgo cardiovascular.
El éxito en la administración de probióticos como tratamiento para mejorar el estado de salud, en general depende de varios factores como la cepa o cepas de probióticos que se administre, la dosis, el tiempo del tratamiento, características físicas y condiciones nutricionales del paciente.
El uso de estrategias nutricionales que incluyan probióticos y prebióticos (sustancias que estimulan el crecimiento de los probióticos) en la dieta podrá contribuir a un tratamiento más eficaz.