Guía básica de la exfoliación
Ya sea por pereza, por desconocimiento, incluso por miedo y estigmatización a un paso que es necesario, hay muchas personas que la exfoliación, lo hacen por encima y mal o directamente, se lo saltan.
La exfoliación es clave para desaturar una piel estresada y repleta de células muertas acumuladas. Esto hace que los poros se "taponen" y si no ponemos remedio, inevitablemente empeorará.
BIEN EXFOLIADA
Una piel que aplica correctamente este paso está mucho más luminosa y fresca durante todo el día.
Además, si se usa maquillaje queda por un tiempo prolongado, y por ende, al retirarlo es de forma más uniforme.
En cuanto a los poros, permanecen sellados y son casi invisibles, una situación muy difícil de lograr en cualquier tipo de piel.
Y si hablamos de los tratamientos se absorben mejor de lo normal, lo que ayuda a lograr cualquier efecto u objetivo.
¿Y LA MALA EXFOLIACIÓN?
Cuando no se realiza como debe ser es bastante evidente en la piel, iniciando, ya que se ve opaca y de un tono más grisáceo.
El proceso de desmaquillado es más insistente y menos suave, es decir, más dañino para la piel.
Los activos cosméticos penetran peor y surten menos efecto sobre ella, contrario a lo que se busca, lo que también resulta una pérdida del producto.
En cuanto a los poros so más dilatados y aumenta la aparición de los puntos negros.
Y por último, la base de maquillaje queda irregular y necesita irremediablemente un primer.
¿CÓMO DEBE SER?
Hazlo siempre con la piel húmeda. Aplica una pequeña cantidad de producto sobre el rostro (evitando el área de los ojos) y masajéalo con movimientos circulares. Aclara después con agua. Exfolia a la piel según las necesidades (entre 1 y 2 veces a la semana).
Recuerda que hay un sin fin de exfoliantes en el mercado y todos tienen diversas funciones además de la principal, busca el más adecuado para tu piel, tomando en cuanto el tipo, color y la edad.