Creo
Creo en el misterio de tus senos
arropados con caricias de sándalo.
Creo en la gaviota que suspende
el vuelo -en la silueta de tus labios-
en la musa que posa su desnudez
bajo la luna
y busca el vuelo de los pájaros...
rasante, ensimismado en los arpegios
de la piel cuando tirita y canta
como amante perdida en el otoño.
Creo en todas las gotas de rocío derramadas,
en los pétalos de un sol en agonía,
en la marea cuando baña los restos
de un naufragio.
Creo en la media mitad de tu sonrisa,
en el etéreo navegar de los silencios,
y en el beso que la sombra de un dios
posó en el cuerpo de cada prostituta.
Creo en las lágrimas de la saudade,
en la vasija que junta los secretos
de la aurora...
En la mujer cuando despierta el sueño
de los poetas: cansados, sedientos;
enamorados de las hojas que dejaron
el árbol de la fantasía.
Creo en los guijarros que hieren al río,
en el agua mansa donde se dibuja
el ondular frenético de un eclipse en brama.
En la tristeza de tus ojos creo,
en el relámpago del amorío,
en la humedad que se aferra a la piel
y al luminoso cielo de las sábanas.
En la oquedad de mis delirios creo,
en la ternura de la ausencia creo;
creo en la tempestad cuando se escampa
en el tremor de tus ser... cuando te creo.