Nosotros

CARIÑOTERAPIA

'No me pasa nada'

CARIÑOTERAPIA

'No me pasa nada'

'No me pasa nada'

VANESSA BARDAN PUENTE

Yo quería decirle que tenía miedo... Miedo de que él jamás me amara de la forma que yo deseaba ser amada. Yo temía que tal vez él no tuviera la capacidad de amar a nadie excepto a sí mismo. Yo temía que llegado el momento me rompiera el corazón de nuevo... Pero le mentí y sólo dije: "No me pasa nada" ... Cuando los hombres hacen gestos audaces, por lo general se considera romántico. Cuando las mujeres lo hacen, a menudo se considera que están desesperadas o psicóticas. ¿Cuántas veces no te has animado a decir lo que sientes?

Reconocer o mostrar la vulnerabilidad es un estado de exposición emocional, de resultado incierto, que implica el riesgo de salir lastimados. Honestamente ¿quién no tiene miedo de hacer el ridículo? de fracasar en la vida, de confesar algo, de estar equivocados, de no lo saberlo todo y de no poderlo todo.

La verdad es que no siempre sabes que hacer, que a veces las cosas te salen mal y esto es parte de la condición humana, hay cosas, ¡muchas!, que sí duelen, nos enojan, nos entristecen y nos asustan, todos somos vulnerables en distintos momentos de la vida. "Calladita te ves más bonita" sin embargo, yo nunca les impongo el infierno, solo les digo la verdad y ellos creen que es el infierno.

Nos han contado, que no debes expresar lo que sientes o piensas, porque puedes "quedar mal" o hacer sentir mal al otro. La verdad es que cada vez que he escuchado esta frase, siento como si me dieran una patada en el hígado.

Las mujeres hemos tenido que vivir con el cuento de que ¡no se te note! Ni el hartazgo, ni el estómago, ni las estrías, ni la celulitis, ni el estrés, ni el deseo sexual, ni las canas ni las arrugas, como si tuviéramos que disolvernos para no incomodar, finalmente acabas consumiéndote sin hacer feliz a nadie.

Esto me hace sentir como si fuera el último dinosaurio ¿acaso soy yo la que necesita adaptarse? ¿mi punto de vista se ha extinguido? Ceder nuestro poder y permitir que alguien nos invada, que alguien pase por encima de nosotros, con seguridad lo pagamos caro, es como anestesiar a nuestro "niño emocional".

Nos choca ser "l@s mal@s", nos choca decir o hacer algo que haga que alguien más se enoje con nosotros, nos enseñan a sonreír y a quedar bien con los demás, hacemos sacrificios con el afán de complacer al amado o amada. Nuestros niños emocionales están tan hambrientos de amor, que no importa que tan miserable sea este. Nos callamos por miedo a la reacción de los demás, por temor a mostrar lo que sentimos, pero al final los que nos sentimos mal somos nosotros, pareciera que es difícil ser amorosamente honestos.

Decir lo que pensamos nos puede producir temor y ansiedad, pero no decir lo que pensamos o sentimos, ceder nuestro bien tarde o temprano nos hunde. Ceder es importante, vital en cualquier tipo de relación, en cualquier proceso de convivencia, pero ¿Como sabes cuándo demasiado es demasiado? ¿demasiado pronto?, ¿demasiada información?, ¿demasiado amor?, ¿demasiado que preguntar? y ¿cuándo es demasiado para ¡soportarlo!

El problema es que estos "sacrificios" cuando nacen del deseo de complacer al otro, se vuelven con el tiempo un verdadero conflicto, cedemos ante el terror de vivir y poner nuestra verdad ante la pareja. Creemos que, si cedemos y callamos en todo, esa persona nos amará más y nunca nos abandonará. Para muchos, poner límites, defenderse y pararse en sus propios piecitos puede provocar un miedo muy profundo. A cambio de amor y aprobación, acordamos comportarnos de la forma en que se espera de nosotros. Comprometemos nuestra energía vital y nuestra esencia.

Yo me pregunto: ¿Son las relaciones solo un gran torneo de ajedrez con estrategias, ataques, contraataques, todo diseñado para mantener a tu oponente fuera de balance hasta que ganes? ¿Existe algo semejante a una relación honesta? o ¿en verdad tienes que jugar juegos para hacer que una relación funcione? Esto de ser asertivos y poner límites siempre es un riesgo, pero si queremos realmente crecer necesitamos salirnos de esta vida de complacer y ceder por quedar bien.

Si no decimos lo que sentimos, se crea una incoherencia muy grande entre lo que somos y lo que estamos mostrando de nosotros mismos. Sin embargo, cuando aprendemos a hablar, a verbalizar lo que nos preocupa, alcanzamos la coherencia entre nuestro interior y nuestro exterior, reconocer nuestra verdad (de lo que estamos sintiendo) y hacerlo nos hace sentir fuertes, siendo sinceros pero sensatos.

El miedo a decir o escuchar la verdad es el obstáculo más grande al que nos enfrentamos en nuestro deseo de experimentar relaciones que sean genuinamente satisfactorias honestas y amorosas. Cuando nos guardamos ese algo, ese algo nos separa de la otra persona. En una buena relación ambos son capaces de hablar libre y honestamente, sin la auto aniquilación psicológica por afecto, sin clavarte su cruz te alegran la vida.

Finalmente, en mi reflexión, acabé pensando en las relaciones. Las hay que te llevan a algo nuevo y apasionante; las que son viejas y familiares; las que sacan a la luz muchas preguntas; las que te llevan a lugares insospechados, las que te transportan lejos de donde comenzaron y las que te traen de vuelta. Pero la relación más excitante, retadora e importante de todas es la que tienes contigo mismo. Y si encuentras a alguien que te ame bonito y te amé por lo que eres y no eres, bueno, eso ya es ¡¡ fabuloso!!!

Escrito en: CARIÑOTERAPIA verdad, hacer, alguien, relación

Noticias relacionadas

EL SIGLO RECIENTES

+ Más leídas de Nosotros

TE PUEDE INTERESAR

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas