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SORBOS DE CAFÉ

Perdido en tu tiempo

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Perdido en tu tiempo

Perdido en tu tiempo

MARCO LUKE

Me estuve preguntando: ¿Por qué medimos el tiempo?

Y la duda me surgió cuando quise comprender a los que no comprenden a quienes desperdician echando vistazos al reloj y pierden de vista los latidos del corazón.

Cuál será la esencia de la necedad por desperdiciar 5 minutos de un abrazo matutino, nutrido de cariño, a cambio de ahorrarse unos cuantos segundos sobre las calles inmóviles, pero saturadas de impuntuales.

Entonces, tal vez no sea significativo encontrar una respuesta del por qué sino, del para qué, medir el tiempo.

Es absurdo ser testigo de cuántas vidas se quedan estancadas, cuidando cada segundo para no desperdiciarlo, y terminan por echar a la basura su existencia.

Tan sencillo que sería medirlo a besos.

Pero existen otros cuantos que sobrepasan a quienes son esclavos del tiempo y se encadenan en incógnitas sin respuesta.

Me refiero a esos empecinados en encontrar una réplica a los constantes reclamos al universo y sus orígenes.

Dejan, no sólo la vida, sino la cordura.

Es más, he conocido a un par de ellos que han sucumbido a la impotencia de la duda, y a la irónica, fatídica e imposible respuesta para la mente del hombre. Entonces, cuando saben que no habrá respuesta terrenal, se hunden en la locura donde hay respuesta para todos.

¡Dios! Tan sencillo que sería contemplar el Cosmos con sus maravillas, que, por cierto, tus ojos son una de ellas.

Probablemente no saben que el Universo es un caos, y para ello, no hay respuestas.

No hay orden establecido, como tampoco se encuentra en tus vaivenes encantadores, enloquecedores, pero que perfectamente puedo explorar sin preguntarme nada, sólo respondiendo a lo que dispongas.

Esa catástrofe artística de tu cuerpo, plasmada en carne y hueso, pintada por Velázquez, por Rivera o quizás, por Botero.

Esculpida en marfil, en bronce o probablemente, en ónix, pero a final de cuentas, es piel que no se rompe, no por falta de fragilidad, sino por exceso de contemplación.

Eres irrompible porque no hay nadie que te pueda hacer daño una vez que te quedas resguardada en mis ojos.

Eres eterna porque te llevo en mi aliento, en mis años, en los que vienen y se quedan.

Con tanta densidad que hay en tus años, no puedo perderme un solo segundo de ti. Y habrá quien me juzgue por un segundo, por un segundo soy incorrecto.

Pero incorrecto donde no caben los locos, no los que se enamoran del Universo y su inmensidad de acertijos, sino de los maníacos que saborean el arte de Dios, construido en el templo que comienza en tu cabello y termina en la punta de tus pies.

Escrito en: Sorbos de café respuesta, segundo, sino, habrá

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