Un periodista más a la cuenta de Andrés Manuel
El pasado 8 de septiembre se conmemoró a nivel internacional el día de las y los periodistas. La fecha se estableció en el año de 1958 durante un congreso de la OMP realizado en Bucarest, Rumania, en honor al suplicio y muerte del periodista y escritor checoslovaco, Julius Fucik, quien fuera ejecutado por los nazis en 1943.
Militante del Partido Comunista desde 1921, Julius Fucik sufrió los horrores de las torturas fascistas y los campos de concentración; se dejó asesinar sin quebrarse mientras desde una celda en la cárcel de Pankrác no dejaba de hacer periodismo; no dejaba de seguir escribiendo entre su fe inquebrantable hacia la humanidad y su amor por la vida misma.
En México la clase política-gobernante u opositora- se desvivió en felicitaciones para los compañeros, sin conocer siquiera un ápice sobre el origen de esta conmemoración. Al día siguiente, Julio Valdivia Rodríguez es asesinado en Veracruz, reportero que escribía en el diario El Mundo fue hallado sin vida, decapitado y arrojado por sus victimarios sobre las vías del tren en el municipio de Tezonapa.
El gobierno de la Cuarta Transformación desde su inicio acumula ya 18 informadores asesinados. La protección a periodistas y la seguridad en general, siguen siendo dos de los grandes pendientes del presidente Andrés Manuel López Obrador, en uno de los países más peligrosos para ejercer el oficio.
No hay organización defensora de los derechos de periodistas que no haya coincidido en que el discurso de choque que mantiene el presidente AMLO, envalentona a otros funcionarios públicos en los tres niveles de gobierno, más si son afines a su partido, incitándoles a seguir su ejemplo; a emular esa diatriba que eleva la vulnerabilidad y el riesgo que enfrentan los informadores.
En Veracruz, dicho sea de paso gobernado por Movimiento de Regeneración Nacional, llaman mucho la atención las circunstancias en las que fueron hallados los restos de Julio Valdivia, postrado de tal manera que aparentara ser un accidente; de tal manera que pareciera haber sido arrollado y cercenado por las ruedas de un tren.
Valdivia escribía sobre nota roja en la zona limítrofe de Veracruz y Oaxaca. Autoridades estatales confirmaron que recibió amenazas en meses pasados. Su asesinato representa el número 25 cometido contra periodistas en aquella entidad en los últimos ocho años; el tercero durante la administración del gobernador morenista, Cuitláhuac García Jiménez.
Ayer el presidente dijo que es deber y obligación de su gobierno hacer esta investigación y castigar a los responsables. Hasta reconoció la importancia que tiene el medio para el que trabajó Julio Valdivia, además del heroísmo de los periodistas de esa y otras regiones conflictivas.
Hoy, mañana o tal vez la próxima semana, pero seguro más temprano que tarde, Andrés Manuel volverá con su discurso de encono hacia los medios y periodistas que no le son afines; hacia los que no le rinden pleitesía y le critican en sus conferencias de prensa matutinas. A los que sistemáticamente volverá a desacreditar.
EN LA BALANZA.- La madurez democrática y las nuevas formas de gobernar, parecen no tener efecto en un país que sigue siendo de instituciones frágiles y organismos descentralizados o autónomos que lo son únicamente en apariencia. Reconocer la labor periodística públicamente, en estos tiempos tendría que ser la primera medida a adoptar por el Mecanismo de Protección para Periodistas.
Twitter: @Vic_Montenegro