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Una nueva normalidad

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IGNACIO ESPINOZA GODOY

A partir de marzo del año en curso, los habitantes del estado de Durango y, en general, de todo el país, hemos tenido la necesidad de adoptar medidas sanitarias muy rigurosas con las que se busca prevenir, hasta donde sea posible, la propagación del nuevo coronavirus (Covid-19), una enfermedad que nos ha obligado a sacrificar muchas de las actividades que hasta antes de la referida fecha veníamos realizando como parte de nuestra rutina diaria y que hemos tenido que modificar radicalmente para cuidar nuestra salud y la vida que, al final de cuentas, es lo más preciado que tenemos y que, hasta por instinto, protegemos para no comprometer nuestra integridad física.

Por supuesto que a todos nos duele observar cómo hemos tenido que cambiar muchas de las actividades, sobre todo de convivencia, ya que asistir a lugares donde se registre aglomeración de personas representa un gran riesgo que no estamos dispuestos a correr por el peligro latente de ser víctimas de un contagio del mencionado virus que, en nuestra entidad, ha cobrado la vida ya de más de 500 personas que no pudieron resistir los embates de esa enfermedad debido a que su sistema inmunológico no respondió adecuadamente para superar ese padecimiento que tuvo su origen en China.

No obstante que ya han transcurrido seis meses de que en nuestro estado se decretó la contingencia sanitaria, y que una parte importante de la población ya se hartó de acatar las disposiciones que recomendó la Secretaría de Salud para evitar un contagio de coronavirus, en la actualidad observamos cómo una cantidad significativa de habitantes (casi me atrevo a afirmar que más del 50 por ciento) ya dejó de respetar dichas normas de prevención, quizá como una forma de desafiar a las autoridades o tal vez porque tienen la certeza de que no les va a ocurrir nada a estas alturas de la pandemia.

En lo personal, sigue siendo un enigma indescifrable, una incógnita sin resolver el hecho de saber por qué muchas personas ya hacen a un lado cualquier sugerencia y recomendación de que continúen respetando las normas básicas de cuidados para no contraer el Covid-19, como el uso del cubrebocas, el lavado frecuente de manos, la aplicación de gel antibacterial, guardar la sana distancia de por lo menos un metro y medio respecto de cualquier persona que esté cerca de ellas, entre otras medidas que siguen siendo vitales e indispensables si queremos evitar que la cifra de enfermos por coronavirus continúe incrementándose de manera alarmante, sin la posibilidad de contribuir para que arribemos a lo que los expertos llaman curva descendente, es decir, que se registre una disminución en los casos positivos diarios.

Es un hecho, estimado(a) lector(a), que todos ya estamos hartos y desesperados por regresar a nuestra anterior normalidad, esa que nos permitía caminar libremente por cualquier lugar sin necesidad de utilizar cubrebocas ni gel antibacterial y sin que nos tomen la temperatura cada vez que ingresamos a un centro comercial, por ejemplo. Sin embargo, debemos asimilar que ya vivimos en una nueva normalidad que nos exige adoptar medidas sanitarias de forma permanente si deseamos salir pronto de esta contingencia sanitaria.

No obstante, también debemos estar conscientes de que volver a esa "vieja" normalidad no será posible mientras continuemos adoptando actitudes de reto abierto a las autoridades como dejando de acatar esas recomendaciones elementales que nos han permitido, hasta cierto punto, evitar que la cifra de contagiados se haya disparado hasta niveles que sería difícil de manejar y controlar, sobe todo en lo que respecta a la disponibilidad de camas en los hospitales que atienden a pacientes enfermos de Covid-19.

Por lo pronto, pues, debemos aprender a vivir en esta nueva normalidad que nos tocó y, sobre todo, agradezcamos si, en lo personal, no hemos sido víctimas directas de esa enfermedad y por el hecho -si es el caso- de que ninguno de nuestros familiares tampoco se ha contagiado de coronavirus, de ahí que, con mayor razón, debemos continuar acatando todas esas medidas de prevención que en ocasiones nos molestan pero que siguen siendo las armas más valiosas que tenemos para evitar que ese padecimiento nos golpee, como ya ha sucedido en decenas de miles de hogares de este país.

Recordemos que la crisis sanitaria no se terminará por el hecho de que la ignoremos, pues sus efectos los podemos observar en los cientos -si no es que miles- de casos de contagios que diariamente se registran en todo el país, en los diferentes estados, así que, por nuestro propio bien, más vale que nos acostumbremos, al menos por los siguientes meses de lo que resta del año y el primer semestre del que se aproxima, a continuar acatando todas esas medidas de salud que nos pueden proteger de contraer Covid-19, ya que no sólo está de por medio nuestra integridad física, sino la de quienes nos rodean en caso de ser víctimas de ese padecimiento.

A pesar de que para el año entrante se contempla que ya esté disponible la vacuna para inmunizar a la población del coronavirus, hasta entonces, deberemos seguir respetando esas medidas preventivas, toda vez que no hay otra forma de evitar que esa enfermedad nos afecte, de ahí que el llamado es a que sigamos practicando esas normas sanitarias si deseamos gozar de salud y cuidar a nuestras familias de ese riesgo al que todos estamos expuestos de manera constante, todos los días.

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