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LETRAS DURANGUEÑAS

Lecturas para el encierro

Lecturas para el encierro

Lecturas para el encierro

Fco. Javier Guerrero Gómez

Estoy enterrado vivo,

estoy pagando un delito,

llorando muy despacito

pa’ ver si el llanto me dura más.

Islas Marías

José Alfredo Jiménez

Aquí estoy desde hace varios meses, y la verdad no sé hasta cuándo. La luz del sol que me anuncia el día nuevo me hace meditar en lo veloz que es el tiempo, parece que fue apenas hace unos días, cuando nos llegó la noticia de la nueva enfermedad; al principio era la emoción de los hechos que desde China nos iban acomodando en el pensamiento; desde allá… nunca pensamos que avanzarían con furia hasta nuestro pueblo y que la obligación de ver por las familias y por nosotros mismos fuera tan difícil,

Esto que es una nueva invasión, tan mortal como las otras, que hacen meditar sobre este mundo tan débil al que a veces olvidamos y nos volvemos contra él, que la contaminación, el calentamiento global, la extinción de las especies, ahora esta plaga de coronavirus que nos tiene prisioneros.

Me hace recordar aquellas etapas mortales que adelgazaron al mundo: El diluvio universal, Sodoma y Gomorra, Las dos Guerras Mundiales, el cólera, el ébola, el vih (el sida), la bomba atómica y hasta la Revolución Mexicana, pero esta pandemia es más cruel que todo lo pasado, porque agarra parejo y un solo individuo con esta enfermedad puede contagiar a un número estrambótico de indefensos.

La ciencia está igual que nosotros, sorprendida, no sabe que comunicar a los científicos de todos los países para buscar el arma que aniquile la plaga verde, mientras nosotros tratamos inútilmente de protegernos, como nos indican diariamente por todos los medios de comunicación, los jefes de los laboratorios, los médicos que no escapan al contagio ni a la muerte, por luchar con lo que tienen para ayudar al prójimo.

Seguimos con la boca tapada y no para que no salgan las palabras, sino para evitar la entrada al covid-19, que como si supiera ataca a las personas más desprotegidas: diabéticos, hipertensos. Con enfermedades pulmonares, renales y hasta con obesidad, el cubrebocas impide su entrada por la nariz y por la boca pero deja libre el camino por los ojos y oídos.

Aquí en el hogar, seguimos la sentencia diaria “ ¡quédate en casa!”, vemos pasar los tiempos y todo sigue con la fuerza neta de los virus, aumentando las estadísticas de contagios y defunciones, con la sana distancia; adiós al saludos de mano, besos en la mejilla y en la boca , abrazos; todo quedó en el pasado y las consecuencias, los empleos perdidos por estar en casa, por el pierde de centros de trabajo. Pero no todos podemos estar en casa, habrá y hay gente pobre que tiene que buscar la moneda diaria, para su familia, para la alimentación, porque dicen que el virus no mata tanto, como el hambre, además que el crimen organizado hace de las suyas, los robos están al día, los asesinatos van al parejo de la pandemia, los feminicidios marchan apenas detrás. En fin, este paréntesis de la mala vida y el sufrir perenne no tiene para cuando parar...

Qué he hecho en este encierro aparte de rezar, pues como dice Hugo Sánchez: Ajo y agua. Ya me devoré “El gringo viejo” de Carlos Fuentes, “El otoño del patriarca” de Gabriel García Márquez, “La Divina Comedia” de Dante Alighieri, “La fiesta del Chivo” de Mario Vargas Llosa, “El gallo de oro” de Juan Rulfo, “Retrato en sepia” de Isabel Allende. No he podido comunicarme con los compañeros de mi taller literario sabatino, o con los compañeros de la Red de Escritores Independientes de Durango, o los poetas del Grupo de los Viernes. Ah, pero eso si me he visto varias series de Netflix que cada vez lo dejan a uno más picado.

Para valorar un poco este ataque humano que estamos viviendo, solo es cuestión de escuchar las dolientes palabras de los locutores de la televisión y del radio, así como las portadas de la prensa local. Veamos lo de hoy domingo 6 de septiembre: otros 156 nuevos casos de Covid-19, en un día registra Durango, con tres defunciones, los casos positivos acumulados 6827 casos y han fallecido 520 personas, sin asomarnos al resumen de todo el país que de solo ver el mapa nos llena de tristeza y de impotencia, por eso digo y pienso que lo mejor es dar las gracias al nacimiento de un día nuevo y disfrutarlo minuto a minuto, ser provechosos y leales a la vida, porque nadie sabe cuánto nos queda y los bichos ya nos traen en la mira.

Escrito en: LETRAS DURANGUEÑAS tiene, boca, solo, casos

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