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YAMIL DARWICH

Lo invito a que dialoguemos y reflexionemos, de ser posible, promoviendo, hagamos conciencia sobre la conspiración que diariamente se da en México, contra "el pueblo bueno sabio".

Recordemos que ante la falta de información viene la duda y de ella se desprenden ideas variadas sobre un hecho verdadero; pensar en conspiración es la forma más sencilla de encontrar posibles causantes de nuestros desvíos; es cuando cabe aquello de "piensa mal y acertarás".

En tal situación hemos caído los mexicanos, quienes totalmente desinformados, avanzamos en nuestra vida nacional en medio de grandes incertidumbres, entre ellas las políticas.

Nada mejor que conspirar creando incertidumbre para confundir a los ciudadanos en sus decisiones al elegir representantes; de hecho, con la permanente información y desinformación sobre corrupción y abuso, han logrado hacernos caer en el campo de la desesperanza: "¡No hay a cuál irle!", es opinión que expresamos muy frecuentemente al hablar sobre cualquier contendiente que participa como candidato para ser electo; ellos, con sus líderes de partido político nacional, han perdido el rumbo en cuestiones de principios éticos y morales.

En la lucha por el poder ya no se trata de defender y posicionar a las plataformas políticas; tampoco sobre las formas del cómo debemos vivir los ideales de nuestra cultura, sean de izquierda o derecha.

Ahora buscan -como se pueda- promover a personas públicas desde el interior de los partidos, sin importar capacidades o antecedentes, en pos de ganar una elección; lo actual es buscar el poder político utilizando a conocidos para servirse de ellos y su popularidad, logrando sus objetivos particulares, muchas veces oscuros y hasta criminales. A México, los politiqueros lo han dejado atrás.

Triste y desesperante nuestra realidad: los partidos políticos luchan por el poder para aprovecharlo en sus fines particulares y en rarísimas ocasiones atender las indicaciones que les damos nosotros: sus patrones.

Aún más: los puestos ya no son para los mejores candidatos, sino para familiares, amigos, artistas, deportistas y payasos, con lo que ha creado una nueva "casta social/política de poder", que desvergonzadamente salen de su pobreza material sin demostrar los orígenes de sus fortunas y renunciando a emerger del hundimiento moral en que se "sumergen" gustosamente.

En ese campo del egoísmo deshumanizante, lo importante es ganar elecciones que representan ingresos para los partidos políticos y posibilidades de corromperse -politiqueros y mercenarios empresariales coludidos- para estar en posición de ser "salpicados", junto a sus "canchanchanes", quienes venden su dignidad por cantidades menores.

Si de algo están seguros tales personajes, es que ocuparán un espacio vergonzoso en nuestra historia, al saber que por la vía lícita muy probablemente no podrían ganar, al menos lo mínimo necesario, para subsistir.

Así, a "la oportunidad la pintan calva" y muestra de ellos son la numerosa cantidad de personajillos que nunca en su vida han cubierto un puesto de trabajo honrado -ni desean o pueden- o tener algún desempeño productivo decente. Recuerde nombres.

Buscar personas con popularidad es el "último grito de la moda política de México"; ellos, podrán ganar el puesto que luego será dirigido por personajes ocultos, quienes tendrán que cumplir con compromisos particulares; cadena de vicio que nos empobrece como nación.

Imposible enumerarlos a todos, solo le ofrezco una muestra de tales "comprometidos": Paquita la del Barrio: ¿Sería la indicada para orientar nuestra cultura?, Sugey Ábrego, belleza de TV: ¿Podría lidiar con los intereses de las diferentes agrupaciones religiosas?, Jorge "Travieso" Arce, boxeador: ¿Nos representaría adecuadamente en comisiones internacionales?, Blue Demon: ¿Defenderá el idioma castellano?, Alfredo Adame, actor: ¿Eficiente en conflictos laborales?, Biby Gaytán, actriz: ¿Le podríamos confiar los destinos de la investigación científica del país?, Carlos Villagrán, "Kiko": ¿Promovería adecuadamente la vivienda de la Nación?; no dejemos afuera a Jorge Campos, gloria del futbol mexicano: ¿Será capaz de robustecer la industria nacional, particularmente la del calzado?, y otros más, quienes encararán las negociaciones nacionales con sus pares internacionales, quienes, indudablemente, tendrán altos niveles de competitividad. Calcule usted cómo nos podría con tales representantes.

Ellos son los primeros ofendidos, cuando sacrifican su fama social y buen legado familiar por la "liana política".

No dude: perderemos capacidad de decisión en temas de profunda gravedad nacional, además de divertidos luchadores, artistas, cronistas, deportistas y cantantes, que desatenderán su quehacer en que son útiles -relativamente- en la vida nacional.

Al tiempo que se inicia la promoción electoral en diferentes estados de México, es momento de reflexionar los porqué nos están sucediendo tales desgracias y reconocer, aunque nos duela, que "las naciones -ciudadanos- tienen los gobiernos que se merecen".

Hagamos consciencia de nuestra realidad y reconozcamos que no hemos cumplido con nuestra responsabilidad ciudadana, descuidando en consecuencia dos de nuestras grandes responsabilidades cívicas: votar y hacer valer los derechos ciudadanos promoviendo nuestro interés electoral.

¿Acepta cumplir con la responsabilidad ciudadana que le corresponde?

[email protected]

Escrito en: Diálogo nuestra, tales, quienes, vida

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