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YAMIL DARWICH

En el sexenio anterior, la periodista Carmen Aristegui, fue despedida del medio de comunicación en que laboraba; ella era clara opositora a las políticas de EPN y en diferentes formas denunciaba graves irregularidades.

Era evidente el control y hasta represión que podía aplicar el gobierno federal durante el sexenio pasado, que lo ejercía si acaso los informadores les causaban verdadera molestia y amenaza. El ahora presidente de México, Manuel López Obrador, siendo opositor, denunció repetidamente la grave y peligrosa anomalía que continúa dañando a nuestra inmadura democracia.

En el actual mandato aparecen acusaciones de corrupción y recepción de "pago" a conocidos comunicadores y a ninguno de ellos se les siguió proceso legal, aunque sí fueron desprestigiados, juzgados y sentenciados públicamente, quedando el daño a su imagen profesional.

Dolorosamente continúa la represión y al parecer se agrava: primero vino el despido del periodista Carlos Loret de Mola, separado del puesto informativo que ejercía en una televisora; tiempo después, renunció Ángel Verduzco, presionado por la censura, al comentar graves errores del gobierno federal, denunciar violaciones a las leyes y hacer señalamientos de corrupción; él, tuvo la "osadía" de hacer públicas las causas de su separación: el intento de acallar sus denuncias periodísticas a los malos manejos del gobierno actual.

La libertad y la democracia se han constituido en una sola idea: el derecho a decir lo que se piensa y defenderlas con toda fuerza y voluntad. Coartar la posibilidad de opinar es insistir en el burdo intento de imponer la dictadura intelectual, que únicamente se logra temporalmente y con el uso de la fuerza bruta. La historia de personas y hechos coercitivos ejercidos por autoridades quedan como estigma en quienes los ejercen.

Recordemos que la democracia defiende el concepto de "libertad política"; es la oportunidad de expresar mis ideas entre la sociedad a la que pertenezco y hasta influir en mis oyentes para informar y generar cambios de opinión y apoyo a los ideales de bien común.

La Corte Interamericana de Derechos Humanos, en materia de libertad de prensa, se centra en "la relación entre libertad de expresión, proceso democrático y ordenación de la esfera pública, apoyándose en los paradigmas con los que se interpreta el derecho: el libre mercado de las ideas y el debate público abierto".

Las expresiones de pensadores sobre el derecho a la información y la libertad son abrumadoras, algo en que el mundo posmoderno ha coincidido, definiéndolo irrenunciable. Le comparto algunas de muchas:

"La libertad de expresión es decir lo que la gente no quiere oír".

George Orwell.

"Si no creemos en la libertad de expresión de aquellos a quienes despreciamos, no creemos en ella en absoluto".

Chomsky.

"No estoy de acuerdo en lo que dices, pero defenderé con mi vida tu derecho".

Voltaire.

"Sé que solo hay una libertad: la del pensamiento".

Saint Exupéry.

"No hay barrera, cerradura o cerrojo que puedas imponer a la libertad de mi mente".

V. Woolf.

"La libertad de expresión es un derecho sagrado de cada ser individual y la diversidad seguirá creciendo con el progreso, el refinamiento y la diferenciación de la especie humana".

Adler.

"Lo único que falta para causar una revolución es la censura".

Duque de Dolberg.

Es innegable que existe interés en crear confusión en el saber ciudadano y para ello se actúa contra los opositores utilizando métodos inmorales e ilegales; también es cierto que algunos periodistas muestran opacidad en el origen de sus bienes y dejan abierto el camino de la duda. Es una enfermedad del sistema político del mundo, al que no estamos ajenos.

Hoy día, padecemos una especial crueldad política y social: la desinformación maliciosa se ha transformado en el arma favorita de los politiqueros; ellos llegan a invertir grandes cantidades de nuestro dinero en crearla maliciosa, dañina y difundirla.

Recuerde la denuncia de la existencia de "granjas" de sistemas computacionales con tecnología de punta, dedicadas con alto costo económico a elaborar y subir a la red infundios, mentiras, agravios, acusaciones y todo tipo de infamias; raramente aciertos, éxitos y verdades, tal vez porque son muy pocos los casos actuales.

En nuestra vida política, esos infaustos carecen de cimiento intelectual para exponer ideas, mucho menos aquellas que son sublimes; el desprestigio a los opositores les resulta más efectivo.

Aún así, hay otra malvada forma que nos ofende y que ha superado a tales agresiones: el abuso del poder otorgado, despreciando acatar nuestra voluntad y servirnos, utilizándolo maliciosamente para combatir oponentes.

En nuestra historia no hemos podido superar tal debilidad humana; en contrario, pareciera que estamos profundizando en ella.

No le puedo escribir cuándo empezó nuestro decaimiento en la calidad de la información, lo que sí puedo opinar es que ha crecido por nuestra indiferencia y falta de reacción contra los villanos.

¿Estamos atentos ante las elecciones?

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Escrito en: Diálogo libertad, nuestra, gobierno, expresión

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