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Islas de calor y construcción de microclimas

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Islas de calor y construcción de microclimas

Islas de calor y construcción de microclimas

MANUEL VALENCIA CASTRO

Todos los indicadores del clima interpretados por los meteorólogos conducen a que tendremos este año un verano más cálido y seco de lo que se considera normal o típico. Desafortunadamente en las áreas urbanas como las que integran la zona metropolitana le agregan un plus al calor, debido a las características de los materiales que se emplean en la construcción de los edificios y las calles, que además por su naturaleza misma son de colores grises o negros, lo cual reduce la capacidad de reflejar la luz solar.

A este impacto se le conoce como albedo y constituye uno de los factores que produce el efecto de isla de calor. Estas se pueden generar localmente por la aportación de calor proveniente de la actividad industrial y de los aparatos de refrigeración, que paradójicamente intentan enfriar las casas mientras calientan más su entorno. Es como tener su propia isla de calor arriba de su casa.

En ocasiones las características de un determinado lugar permiten que se acumulen polvos y gases creando un efecto invernadero local con capacidad de absorber la radiación solar y formando una isla de calor. Estas islas generalmente se rompen cuando tenemos vientos.

Sin embargo, hay un factor que se asocia aún más a las altas temperaturas urbanas, la falta de vegetación. Un rasgo que en nuestras ciudades ocurre con baja frecuencia y mala distribución, sobre todo cuando lo vemos desde un enfoque público. No obstante, es fácil darse cuenta de su importancia en la disminución de la temperatura, cuando nos aproximamos a una zona arbolada desde las calles urbanizadas, la frescura que se desprende de la vegetación es un alivio a veces inesperado. Esto es más notable en la tarde noche.

Este cambio de la temperatura entre zonas pavimentadas con escasa vegetación y zonas con vegetación, se debe a la interacción que ocurre entre las condiciones generales imperantes del clima y la fisiología de la vegetación, el resultado de esta es un cambio notable en la temperatura y humedad relativa en el nivel y en torno a la vegetación. Estas condiciones resultantes de la mencionada interacción es conocida como microclima. El agua que viaja desde las raíces a través de la planta, sale finalmente en forma de pequeñas gotitas (evapotranspiración), permitiendo el enfriamiento de la planta y de su entorno.

Microclimas importantes dentro de las ciudades son los que se presentan en el bosque Venustiano Carranza, la Alameda y el Bosque Urbano en Torreón, en el Parque Morelos de Gómez Palacio, el del Parque Victoria de Lerdo, así como sus plazas. Seguramente hay más en algunas colonias de las tres ciudades o en nuevos desarrollos revegetados como la línea verde de Torreón. Fuera de las ciudades existen algunos microclimas naturales muy importantes, como el del Parque Estatal Cañón de Fernández, en donde además de la vegetación se encuentra de manera permanente un cuerpo de agua que influye igual en la formación de microclimas.

En una ocasión tuvimos la oportunidad de medir la temperatura de la superficie del suelo entre árboles y debajo de ellos, encontramos una diferencia de 20 grados centígrados, debajo de aquel frondoso álamo había 20 grados menos que en el área sin sombra. Otro sitio con formación de microclimas naturales es la Reserva Ecológica Municipal Sierra y Cañón de Jimulco, con microclimas de Río, de Matorral y bosque de Montaña.

¿Que se tiene que hacer para disfrutar de un mayor número de microclimas en las ciudades? Lo primero que debe plantearse es reducir la carga de calor, esto de acuerdo con investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México, se logra aumentando la evapotranspiración a través de una mayor cantidad de vegetación y de fuentes que coadyuvan con la evaporación al microclima.

¿Esto es discutible? si, la consideración del gasto de agua en una región como la nuestra siempre será una limitante, pero en el otro lado está la calidad de vida de la población, que es igualmente importante. Quienes se encarguen del urbanismo de nuestras ciudades, tendrán que pensar en la forma de agregar más naturaleza al crecimiento de nuestras ciudades, una decisión que se debe priorizar si con el Cambio Climático se pronostica un aumento en la temperatura. Vale la pena que gobierno y ciudadanos la impulsemos.

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