Equilibrar tu alimentación en verano
En esta época del año conviene más que nunca intentar compensar los malos hábitos con otros más buenos. ¿Quieres saber cuáles son? ¡Toma nota de ellos!
Con la subida de las temperaturas hace más calor y se produce una mayor sudoración. Por ello es fundamental incrementar la ingesta de agua para mantener unos correctos niveles de hidratación en el organismo todos los días de verano. Intenta beber dos litros al día (incluso aunque no tengas sensación de sed) e incluir en tu dieta alimentos que sean muy ricos en agua, como la sandía, el melón o las sopas frías. Tu cuerpo te lo agradecerá y evitarás problemas como tirantez en la piel, dolores de cabeza o retención de líquidos e hinchazón.
FRUTAS Y HORTALIZAS DE TEMPORADA
En línea con el punto anterior. En esta época del año hay una abundancia de frutas y hortalizas que, además de hidratarnos gracias a su gran aporte en agua, son muy bajas en calorías. Consume alimentos de temporada, si puedes: ofrecen más beneficios para la salud, están cargados de vitaminas y de minerales saludables y tienen mejor sabor en estas fechas: naranjas, tomates, mandarinas, melón, sandía...
ELIMINAR LAS BEBIDAS CALÓRICAS
Si quieres evitar subir de peso sin darte cuenta, intenta no pedir refrescos azucarados y bebidas generalmente calóricas en tus visitas al chiringuito o a las terrazas. Tampoco abuses del alcohol y déjalo para ocasiones especiales. Elige en su lugar otras opciones más saludables, como el agua con limón, el café con hielo, el té helado, la cerveza sin alcohol, las infusiones frías, la limonada...
MODERAR EL CONSUMO DE CARNE
En verano conviene moderar el consumo de carne roja (ternera, buey...), que es más calórica, más grasa y que genera digestiones más pesadas. Elige en su lugar carne blanca (pollo, pavo...) y si puedes, toma más raciones de pescado que de carne a la semana, de las cuales al menos 3 deberían ser de pescado azul (atún, salmón, bonito, caballa...)
RECETAS SENCILLAS
Mantén tus recetas sencillas y ligeras: ensaladas de verduras, pisto, ensaladas de pasta, revueltos de vegetales, zumos, cremas y sopas frías... no prepares guisos pesados con multitud de ingredientes como las legumbres o las carnes: en verano, menos es más. Además, tardarás mucho menos tiempo en prepararlas
LIMITA EL CONSUMO DE GRASAS
Intenta limitar la cantidad de grasa en tu dieta diaria para sentirte más ligera y no subir de peso. Apuesta por el aceite de oliva como única grasa saludable y toma elaboraciones sencillas hechas a la plancha, al horno, cocidas o en su jugo.