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Temor, primer enemigo a vencer

Personal médico de Pemex revela la preocupación por contagiarse y exponer a sus familias

Temor, primer enemigo a vencer

Temor, primer enemigo a vencer

AGENCIAS

-El hecho de poner en práctica todo lo aprendido respecto al Covid-19 representó un reto en los hospitales de Petróleos Mexicanos (Pemex), pues alguna falla en las técnicas de colocación y retiro de equipo de protección significaba el contagio no sólo personal, sino poner en riesgo a la familia.

"Pensamos no sólo en nuestras personas, sino en las consecuencias de llevar la infección a nuestra familia. De antemano, pensamos en el sentimiento de culpa que nos ocasionaría el hecho de llevar esta enfermedad a casa, independientemente de la gravedad con que se presentara". Son las voces de profesionales de Enfermería en el Área Covid-19 del Hospital Central Sur de Alta Especialidad de Pemex, ubicado en la Ciudad de México, quienes señalan que, poco a poco ?desde el surgimiento de la pandemia y la llegada de los primeros pacientes? han aprendido a convivir con el virus.

Aún falta tiempo, no sabemos cuánto, para que por lo menos disminuya su letalidad. Mientras tanto, "tenemos la tarea de continuar proporcionando una atención con calidad, seguridad y, sobre todo, humanismo, pues aún estamos lejos de conocer las secuelas físicas, sociales, económicas y sicológicas que nos dejará esta pandemia", exponen en el artículo Enfermería y Covid-19, una nueva experiencia, preparado para la Revista Médica de la Subdirección de Servicios de Salud de la empresa petrolera.

"Nunca antes habíamos mostrado tanto temor como ahora a fallar en la práctica de las técnicas de aislamiento, pues ello significa un posible contagio, no sólo del personal, sino también de las familias, nuestras familias". Para estos profesionales que al 3 de junio han atendido a 41 mil 215 trabajadores, familiares y jubilados petroleros con síntomas respiratorios y 15 mil 640 casos confirmados, "el surgimiento del Covid-19 nos obligó a cambiar las estrategias que como profesionales de enfermería veníamos desarrollando en la atención a nuestros pacientes".

Explican que lamentablemente fallecieron más de 3 mil petroleros, desde trabajadores en activo, jubilados, familiares y externos, que "desde la adecuación de las instalaciones hospitalarias durante la reconversión, hasta la atención directa hacia los pacientes hospitalizados, han requerido una actitud de fortaleza física y sicológica, además del conocimiento y puesta en práctica de nuevas formas de tratamiento, pues las diversas manifestaciones de esta enfermedad nos han marcado profundamente".

Pero no sólo han tenido que enfrentar a la enfermedad: también "la desconfianza de la población, la resistencia a buscar ayuda médica y la creencia equivocada de que en los hospitales iban a morir irremediablemente". En el ensayo consideran que la desconfianza que se generó en un principio hacia la atención hospitalaria fue debido a esta peculiaridad de la enfermedad, ya que los pacientes no denotaban la gravedad con la que llegaban a las unidades médicas, y por eso se generaron ataques al personal de salud, acusándoles de acabar con la vida de los pacientes.

"La posibilidad de sufrir ataques en la vía pública por ser trabajadores de la salud fue otro temor que tuvimos que asumir, pues muchas veces, aunque hagamos nuestro mejor esfuerzo para atender a nuestros pacientes, existen familiares inconformes con la atención y pueden tornarse agresivos".

Afortunadamente, añaden, no hubo reporte de agresiones en este hospital hacia el personal médico o de enfermería, en parte, gracias a que se les permitió no portar el uniforme blanco para no ser identificados en la vía pública. "Curioso, pues nunca pensamos que tendríamos que ocultar algo que nos llena de orgullo".

Médicos, enfermeras y, en general, profesionales de salud de Pemex, también han sido víctimas del virus por contagios en la atención de pacientes. Desde el inicio de la pandemia y hasta el 23 de marzo de este año, 20 personas de esta área perdieron la vida.

En sus relatos, citan que tras el surgimiento del brote de Covid-19 a principios de 2020, "las imágenes de grupos totalmente cubiertos de pies a cabeza con trajes blancos, en medio de la nube provocada por los aspersores desinfectantes en las calles y personas desplomadas en la vía pública al no poder alcanzar a llegar a los hospitales, nos causaron miedo. Eran imágenes apocalípticas y teníamos la esperanza de que la propagación del virus fuera contenida, que las imágenes transmitidas en la televisión serían sólo la vivencia de un país lejano y que no llegaría al nuestro. Pero no fue así".

El 28 de febrero de 2020 se anunció el primer contagio en la Ciudad de México. A partir de ahí, sostienen, "empezarían a aparecer más y más casos hasta llegar a la transmisión comunitaria. Durante esa etapa, toda la población y, especialmente el personal de salud, estuvimos a la expectativa, comenzamos a prepararnos para enfrentar a ese enemigo invisible, empezamos a informarnos sobre las experiencias de los países que estaban pasando por un momento crítico de la pandemia. Había mucha información, pero también mucho temor".

Las especialistas recuerdan que a principios de marzo de 2020 se les notificó de la reconversión del Hospital Central Sur de Alta Especialidad a hospital Covid-19. "Así empezamos a prepararnos para la llegada inminente de casos a nuestro hospital, esperando no ser rebasados por la cantidad de infectados como había ocurrido en otros países", subrayan los profesionales.

El 1 de abril ingresaron los primeros pacientes con un cuadro grave de Covid-19 a la Unidad de Terapia Intensiva. "El hecho de poner en práctica todo lo que habíamos aprendido respecto a la enfermedad, nos representó un reto, puesto que alguna falla en las técnicas de colocación y retiro de equipo de protección personal significaba el contagio, y pensamos no sólo en nuestras personas, sino en las consecuencias de llevar la infección a nuestra familia, de antemano pensamos en el sentimiento de culpa que nos ocasionaría el hecho de llevar esta enfermedad a casa".

"Por nuestra familia nos cuidamos al máximo y la estrategia del rocío con desinfectante al término de nuestra jornada de trabajo en la atención directa a los pacientes infectados y el posterior baño de regadera hasta ahora nos ha permitido seguir desempeñando nuestras actividades con un buen margen de seguridad", añaden. En el sistema de salud de Pemex laboran actualmente 6 mil 931 profesionales: personal médico (2 mil 609), de enfermería (3 mil 113), paramédicos (572) y auxiliares de diagnóstico y tratamiento (637).

Consideran que enfrentar una enfermedad desconocida no es fácil. "Nos cambió totalmente nuestro panorama, porque habíamos aprendido a dar atención de enfermería a personas hospitalizadas e ir viendo su evolución de acuerdo con la fisiopatología y el tratamiento específico para cada enfermedad, pero en este caso, la enfermedad es totalmente impredecible y sin tratamiento específico, pues existen reportes de personas jóvenes, sin comorbilidades, que han fallecido a consecuencia del SARS-CoV-2".

Reconocen que en el Hospital Central Sur de Alta Especialidad de Pemex, "pronto la Unidad de Terapia Intensiva estuvo a su máxima capacidad". "Las experiencias más fuertes como equipo de trabajo se han presentado aquí, pues es el lugar donde más se ha sentido la impotencia de no poder hacer más por nuestros pacientes y compañeros que desgraciadamente perdieron la batalla".

En el cuarto piso, agregan, aumentaron los ingresos, pero se empezaron a familiarizar con la enfermedad. Al trascurrir los días, fueron tomando cada vez más confianza en su capacidad para atender a los pacientes conforme llegaban, confianza en los médicos, quienes estaban al pendiente de la evolución de las personas hospitalizadas.

"Indudablemente, estas experiencias nos dejarán una marca imborrable, a pesar de que en ningún momento nos hemos visto rebasados por la emergencia sanitaria, nos ha impactado reconocernos como seres sumamente vulnerables ante los microorganismos. Ahora es un virus, mañana no lo sabemos, pero como especie, estamos en constante exposición a enfermedades que pueden cambiar nuestro mundo, nunca pensamos que las muestras de afecto como un saludo de mano, un abrazo, un beso, se convertirían en un riesgo", señalan.

Ignoran, indican, si el mundo volverá a ser como antes de la pandemia, pero les queda claro que una vez que se presentó esta emergencia, puede surgir otra en cualquier momento. Además, la globalización puede ser una gran amenaza, pues el poder de diseminación de algún agente patógeno es ahora mucho más fuerte que en el pasado.

Advierten que la situación de emergencia sanitaria "está aún lejos de terminar, puesto que hasta el momento no existe un medicamento específico para tratarla". Las vacunas aún se encuentran en proceso de aplicación y se ignora "cuándo podremos retornar a la normalidad como la conocíamos".

Consideran que la profesión de enfermería debe ser impulsada en México para contar con las competencias necesarias e incidir efectivamente en la toma de decisiones, trabajar activamente en un primer nivel de atención para el control de los padecimientos crónico-degenerativos que afectan como nación, para contar con una población mejor preparada para resistir las enfermedades emergentes que se presentarán en el futuro.

Escrito en: PEMEX atención, pues, pacientes, enfermedad

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