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Vitamina K

K, la vitamina que cuida tus huesos

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AGENCIAS

La vitamina K juega un papel determinante en los procesos de coagulación de la sangre, de ahí que popularmente se la denomine la 'vitamina de la coagulación' o la 'vitamina antihemorrágica'.

La razón es que interviene en la síntesis de las sustancias claves para el proceso de coagulación o cascada de coagulación, como son el fibrinógeno, la trombina y la protrombina.

Un descubrimiento sumamente relevante, en tanto que ejerce de elemento decisivo en los procesos quirúrgicos, reduciendo el riesgo de hemorragia y, por tanto, de mortalidad. Igualmente es fundamental para la vida de los neonatos, pues nacen con deficiencia de esta vitamina, de ahí que se la inyecten nada más venir al mundo.

Sin embargo, se sigue estudiando el papel que la vitamina K desempeña en el proceso de mineralización de los huesos. Tal y como apunta el National Institute of Health, algunos estudios han llegado a la conclusión de que quienes consumen mayores cantidades de vitamina K tienen menor riesgo de sufrir roturas de cadera u otros huesos. Aunque se precisan más investigaciones, hay indicadores que muestran que "los niveles bajos de vitamina K en la sangre aumentan el riesgo de enfermedad cardiaca, posiblemente al hacer que los vasos sanguíneos que viajan al corazón se vuelvan más rígidos y estrechos".

Asimismo, la vitamina K también cumple su cometido en el terreno de la cosmética. Tiene la capacidad de reducir las ojeras, las rojeces faciales e incluso los hematomas derivados de algún proceso quirúrgico. Es lo que en los lineales de las droguerías podemos ver como sérum, geles o cremas, cuya denominación resulta mucho más popular para los consumidores.

Según la Universidad de Oregón, la ingesta recomendada varía en función del género y la edad. Así, la cantidad estimada para los varones es de 90 microgramos, mientras que para las mujeres asciende a los 120 microgramos. Aunque podemos suministrarla a través de suplementos, lo aconsejable es hacerlo con la alimentación. No obstante, la carencia de vitamina K no es habitual si tenemos una dieta variada, por cuanto está repartida en un amplio espectro de ingredientes. ¿Cuáles son los que presentan mayor contenido?

Verduras de hoja verde. Son las reinas de la vitamina K, cuya aportación aumenta en las que lucen un color verde más oscuro. La col rizada, el brócoli, la lechuga romana, las espinacas, el perejil, los espárragos, las endivias o el repollo son las más generosas.

Aceites vegetales. Los de soja, oliva y colza aportan cantidades similares a las de las verduras de hoja verde.

Frutas. En la gran familia que conforman las frutas nos encontramos algunas que destacan por un aporte significativo de esta vitamina como el kiwi, el arándano azul, el higo o las uvas.

Frutos secos. En líneas generales, no son demasiado bondadosos. Aunque hay algunos que presentan, para alegría de sus devotos, cantidades a tener en cuenta como los piñones, los anacardos, las ciruelas secas y los pistachos.

Lácteos. La mantequilla, la leche y el queso son los lácteos que más contribuyen en el aporte de vitamina K.

Dato

La vitamina K se origina de manera natural de dos formas: filoquinona o vitamina K1 y menaquinonas o vitamina K2.

Básico

Aunque la vitamina K no goza de tanta popularidad como la C o la D, lo cierto es que las funciones que desempeña garantizan un estado de salud óptimo.

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