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YAMIL DARWICH

"Los genocidios surgieron al confluir la tecnología, el nacionalismo, el individualismo y la llegada al poder de algunos psicópatas, y mostraron que los seres humanos no son los agentes racionales que se enorgullecen de ser y que se suponía iban construyendo, paso a paso, un mundo mejor", texto escrito por John Higgs, en su libro "Historia alternativa del siglo XXI".

Así inicio nuestro Diálogo, porque viene al caso tratar de comprender la actitud de muchos mexicanos -44,893,667- que continúan dispuestos a desatender y no enfrentar nuestra realidad político/social, exponiendo la libertad de todos, descuidando sus responsabilidades individuales, aún a sabiendas de las violaciones o cambios de ley que intentan los electos, -servidores públicos- incluyendo reformas ilegales a la Constitución Política Mexicana.

Desde luego que participa fuertemente el consciente individual, que se suma al colectivo, asentando el sentimiento de haber sido violentados por los corruptos -PRI, PAN, y otros- quienes se permitieron alimentar la propia vanidad y satisfacer su avariciosa corrupción, beneficiándose del poder en complicidad con otros del mismo grupo político.

Unos y otros -quizá haya excepciones- se unieron al saqueo, abusando de la confianza electoral de los ciudadanos; aún más: no pocos se coludieron con narcotraficantes, sabedores de que nos entregaban en prenda, con el fin avieso de alimentar su voracidad inmoral, sacrificando la salud social, política y económica del país.

Los mexicanos pagamos el precio y ellos, de una u otra forma, permanecen impúdicamente libres y aparentemente intocables.

Los actos de tales sinvergüenzas pudieran calificarse como ejecutados por peligrosos enfermos mentales, para-sociales abusivos del poder. En general lo son y como tales no tienen la continencia de bueno y malo sentenciado por la consciencia.

Ante tal ansioso deseo del cambio, los mexicanos, en medio del encono, ira y hasta desesperanza, quizá influenciados por sentimientos negativos y rencorosos, entregamos el poder político, concediendo nuestro voto -53.17%- a aquel que nos prometió sería el ejecutor de la revancha contra el abuso y la injusticia de los saqueadores.

Muchos creyeron irreflexivamente y como sucede, comúnmente, pudo más el subconsciente que el consciente.

Consecuentemente, muchos ciudadanos entregándose con fe, votaron sin hacer uso de la razón, exigiendo justicia y envueltos en la influencia del mensaje publicitario apoyado machaconamente en el enojo.

Las mayorías olvidaron revisar el origen de quienes arribaban a gobernarlos, motivados por las promesas de cambio, desapercibiendo que se trataba de los mismos politiqueros que, en su momento, aspiraron a administrar el poder y al no lograrlo se abanderaron con nuevas siglas y colores partidistas.

Actualmente administran nuestro país muchos corruptos, algunos con denuncias y procesos judiciales; otros regresaron del extranjero a donde huyeran evadiendo la justicia.

El despertar fue cruel para muchos mexicanos que ahora votaron conscientes del daño padecido económica y socialmente; purgan el resultado de su anterior decisión electoral resintiendo la merma de su calidad de vida.

El estado de inquietud hacia el futuro genera ansiedad, desasosiego, pobreza e inseguridad y algunos ¡aún no dimensionan nuestra realidad!

El proceso social y emocional de los mexicanos lo empezamos a comprender cuando sabemos que más de 90% de las percepciones que generan nuestras reacciones humanas son registradas sin pasar por el consciente, solamente con el subconsciente, según el neuropsicólogo J.M. Foster.

Así, el machacante ataque con los mensajes políticos sobre el neoliberalismo generó en el votante sentimientos y respuestas de repudio radicalizado, sin reflexión profunda, para finalmente rechazarle como alternativa electoral; luego, ponerle nombres, apellidos y colores partidistas fue muy sencillo.

El resultado electoral fue definido por la respuesta dividida en las urnas.

Aún hay muchos dominados emocionalmente, mentalmente obnubilados, movidos por el temor: continúan siendo abusados intelectualmente.

Otros decidieron elegir "lo menos peor" y/o buscar alternativas, caso de Movimiento Ciudadano.

En 1999, el presidente de "Genocide Watch", George Stanton, definió ocho etapas del proceso de genocidio:

1ª Calificar -"corruptos neoliberales abusadores del poder"; 2ª simbolizar -daño a la nación-; 3ª deshumanizar -similares a "animalitos"-; 4ª organizar -estructurar a la sociedad por sectores, colonias, manzanas-; 5ª polarizar -fifís y chairos-; 6ª preparar -justificar acciones previendo el futuro-; 7ª exterminar -buscar la muerte política del adversario-; 8ª Negación -citar otros datos-

El resultado de las elecciones en junio del 2021, son evidencia del trabajo altamente tecnificado y sobrado en capacidades profesionales; tienen dominio de la tecnología computacional, la psicología de ventas y mercadotecnia política, confirmando aquello que sanciona Chomsky: "ellos saben más de nosotros, que nosotros mismos".

Como siempre, aparece la alternativa del cambio para bien: educar; explicar al que no comprende; motivar al cambio con las herramientas que nos ofrece la democracia; ser participativos en los campos del servicio comunitario; hacer política ciudadana, trabajando y aportando en las organizaciones civiles ya constituidas; y, desde luego, combatir al parasitismo politiquero, siempre renunciando a la ilegalidad y violencia.

Pasadas las elecciones: ¿seguimos trabajando?

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Escrito en: Diálogo muchos, poder, mexicanos, electoral

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