El crimen organizado nos controla
Andrés Manuel sabía que al llegar al poder, la seguridad sería el gran reto de su sexenio. En las primeras conferencias mañaneras mencionó que habría un cambio de rumbo, que no militarizaría al país y tampoco construiría nexos con el crimen organizado, de hecho, esta fue la razón por la cual deshizo la Policía Federal y creó la denominada Guardia Nacional, una institución completamente suya que estaría integrada por verdaderos "paladines de la justicia"... sin embargo, después de dos años y medio de gobierno, seguimos sin entender cuál es su verdadera función.
De manera complementaria a la creación de la Guardia Nacional, el presidente también tuvo ciertas atenciones con las organizaciones criminales, a tal grado que tuvo la "decencia" de soltar a Ovidio, hijo de Joaquín Guzmán, y hasta de interrumpir su visita presidencial en Sinaloa para ir a saludar de mano a la madre del susodicho; no obstante, López Obrador se equivocó al pensar que estos gestos de buena voluntad bastarían para que la violencia cesara. Los abrazos han sido contestados con balazos como nunca antes.
Calderón y Peña Nieto intentaron implementar una ingenua fórmula para revertir la crisis de inseguridad y violencia: repartir dinero e imponer obligaciones formales de profesionalización a las policías de estados y municipios, mismas que vendrían con incrementos salariales y prestaciones. El plan fue un completo fracaso.
La inversión en infraestructura y profesionalización no funcionó ni funcionará porque deja intactas las redes de corrupción en las que descansa el control criminal sobre las policías municipales y estatales.
Hace unos días la consultora Integralia publicó un documento que explica la participación del crimen organizado en el proceso electoral de este año y lo anteriormente mencionado cobra sentido. La investigación menciona que desde que inició el proceso de descentralización del poder y mayor democratización de las decisiones en nuestro país, es decir, después de 1980, se abrieron los espacios de oportunidad para que grupos del crimen organizado buscaran hacerse del control de estructuras gubernamentales, sobre todo municipales.
El control de gobiernos municipales ofrece a estas agrupaciones el acceso a información privilegiada sobre las estrategias de seguridad pública que se implementaran en el municipio, acceso a recursos públicos a través de la malversación directa de fondos o mediante la asignación directa de contratos para la construcción de obras de infraestructura. Además, con personal a disposición de sus intereses en cada una de las corporaciones, actividades ilícitas como la extorsión, huachicol, secuestro y tráfico de drogas se convierten en el pan de cada día.
Es por eso que el crimen organizado busca injerir en los resultados electorales para garantizar el triunfo de figuras afines a sus intereses a través de la violencia política, amenazando y secuestrando a funcionarios y aspirantes a cargos de elección popular, para desincentivar o descartar su participación en procesos electorales. Hay que decirlo, muchos nunca regresan.
El financiamiento de campañas y el control en la selección de candidatos también constituyen prácticas de estas organizaciones delincuenciales a fin de lograr la postulación de figuras que forman parte o están vinculadas con ellos.
Es por eso que resulta increíble que el presidente se ofenda cuando el periodista Jorge Ramos le cuestione sobre su estrategia fallida de "abrazos, no balazos", es por eso que hoy más que nunca, el poder que tiene el crimen organizado es tan notorio en el ejercicio público. Es por eso que la indignación, el miedo y la preocupación por el futuro próximo de nuestro país debe ser motivo de reflexión para todos. ¿En manos de quiénes estamos?
@eduardguezh