Deportes

Museo Arocena alberga la cultura vaquera en la fotografía de Werner Segarra

El fotógrafo presenta su muestra Vaqueros de la Cruz del Diablo

Museo Arocena alberga la cultura vaquera en la fotografía de Werner Segarra

Museo Arocena alberga la cultura vaquera en la fotografía de Werner Segarra

SAUL RODRÍGUEZ

Lo vaquero le nació desde niño cuando montaba caballos en Hannover, Alemania, en una temporada donde fue a vivir un año con su abuela. El fotógrafo Werner Segarra (Puerto Rico, 1966) leía entonces cómics de western, con historias del famoso escritor alemán Karl May. Recuerda que solían ser volúmenes gruesos, de 100 o 200 páginas.

“Yo me imaginaba que estaba en esos cómics. Recuerdo que en las noches, en Alemania pasaban películas western de México, Italia, de Clint Eastwood, y yo fascinado. Yo era vaquero de niño, de alma”.

Werner Segarra cursó la preparatoria en Arizona, Estados Unidos. Su escuela tenía un programa de intercambios escolares gracias al cual llegó al pueblo de Huásabas, Sonora, en 1981. Así arribó a La Cruz del Diablo, en la Sierra Alta, donde su lente fotográfico capturaría durante más de treinta años a la cultura vaquera.

“Empecé con los paisajes, pensando que iban a ser vaqueros en los paisajes, con el ganado. Durante los años me puse más íntimo con ellos, fotografiándolos en las casas”.

El fotógrafo se encuentra en el Museo Arocena de Torreón, donde su muestra Vaqueros de la Cruz del Diablo se anexará al 15 aniversario del recinto, fundado el 27 de agosto de 2006. Allí, el Anexo Russek albergará temporalmente a 60 de sus fotografías.

1469928.jpeg

En lo alto de la sierra

Admirador del fotógrafo estadounidense Ansel Adams, quien capturaba paisajes increíbles a blanco y negro, pero sin gente, Segarra decidió incluir a vaqueros en sus tomas para resaltar la majestuosidad del entorno.

“Yo me enamoré de su trabajo. Cuando llegué a Huásabas veía casi los mismos pasajes y ahí empezó el interés a fotografiar, más al vaquero. Me mandaron a Huásabas, Sonora y de pronto estaba en el centro, en el corazón del vaquero.

1469929.jpeg

El puertorriqueño señala un mapa con los lugares donde realizó fotografías. Huásabas es el punto central, pero los caminos dirigen a poblados circundantes, todos ellos dentro de la sierra, alejados del camino. Son sitios difíciles de encontrar, como difícil es la vida de los vaqueros en la sierra.

“Cuando voy para allá retratar estoy pensando qué foto me puede dar una historia, un cuento. De las 60 fotos que tengo aquí, creo que cada una de ellas tiene su propio cuento”.

Con el paso de los años, Segarra decidió que había tomado muchos paisajes y tuvo hambre de otras búsquedas. Debía intimar a través del lente con los personajes. Así retrató al primer vaquero en su hogar. El personaje y los objetos en encuadre íntimo otorgaron otra narrativa.

“Ahí encontré algo, porque dije que ese cuarto me representaba el pasado con el futuro: los techos de carrizo, las paredes de adobe que todavía están como viviendo en el pasado de hace 100 años atrás. Me dediqué los próximos tres años a hacer puro retrato adentro de las casas. Fui más amigo con ellos”.

Eventualmente, el fotógrafo retornaba a la región para obsequiar las imágenes reveladas a los vaqueros. El trabajo de Segarra pasó de boca en boca, así se sumaron voluntarios con el deseo de ser retratados. En las imágenes leían el respeto y admiración que el autor siente hacia ellos.

1469930.jpeg

“Le tengo respeto a su trabajo, a su modo de vida que no es fácil. Yo los veo como artistas. No solamente yo tomé las fotos, ellos también. Ellos han vivido esa cultura de generación en generación. Se les ve en la cara, en las manos. La cultura está metida en su sangre”.

El autor trata de representar un retrato de los vaqueros. No es fotoperiodismo, sino un retrato de quiénes son en esa cultura. Por eso en cada oportunidad tira 50 disparos y de esas tomas sólo escoge una, así, sin editarla, modificarla o truquearla. Aunque no retrata a cualquier persona, sólo a quien represente la cultura de la Sierra Alta.

Ejemplo es la fotografía titulada El ancón de la higueras (2011), en la que se inmortaliza el movimiento de un ganado.

“Esa foto yo no la estaba buscando. Iba a un rancho nuevo para mí, en el que nunca había entrado. Me dijeron: ‘Vamos a mover a este ganado del cerro de aquí pa’ allá’, y me fui con el vaquero. Dije: ‘¡Ah, entonces me voy pa’l frente, en lo que ustedes recogen el ganado (porque es ganado suelto). Me dijo el vaquero que iban a irse por tal camino. Encontré el árbol, dije: ‘¡Está espectacular!’. Y me dijo: ‘Pues yo me voy a poner atrás para que el ganado no corte a la derecha’. Supe en ese momento, que estaba oscurito por las nubes, que iba a ser una foto lenta y su parte del ganado iba a salir un poco borroso (pero no pensé que tan borroso). Le dije: ‘No te muevas, trata de que el caballo se quede quieto para que haya algo fijo en la foto’. Y no sabía que iba a ser mi foto favorita, hasta que llegué de regreso a Phoenix y la vi en la computadora”.

1469932.jpeg

La fotografía resultó ser la portada de su libro, titulado también Vaqueros de la Cruz del Diablo, publicado por Trilce. Segarra considera que se encontró con una cultura a la cuál no se había fotografiado. Eso le dio energía para enfocar su lente.

Por último, el fotógrafo se siente contento de estar en Torreón. Será la segunda vez que exponga la muestra en un museo, después de haber sido albergada en el Museo de Historia Mexicana de Monterrey.

Escrito en: Museo Arocena arte Cultura Segarra, cultura, ganado, fotógrafo

Noticias relacionadas

EL SIGLO RECIENTES

+ Más leídas de Deportes

TE PUEDE INTERESAR

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas