José María Roa Bárcenas, quien fue historiador, novelista, periodista y critico literario, es recordado como un asiduo defensor de la prensa conservadora del país, luego de la Guerra de Independencia (1810), y por ser artífice del cuento con temática mexicana, inspirado en leyendas indígenas.
Nació hace 194 años, el 3 de septiembre de 1827, en la ciudad de Xalapa, Veracruz, donde permaneció hasta 1853, que se trasladó a la Ciudad de México, donde tras haber sido testigo de férreas luchas políticas de la época, se afilió al partido conservador.
De acuerdo con la biografía que de él difunde el sitio electrónico centenarios.org.mx, Roa fue partidario del imperio y miembro de la Junta de Notables que le ofreció la corona a Maximiliano, aunque después se mostró inconforme con la actuación de éste y se negó a colaborar en su administración.
Bajo el seudónimo de Antenor, desplegó una actividad periodística muy polémica en diversos diarios como El Renacimiento, El Universal, La Sociedad y La Cruz.
La crítica que se ha hecho de su obra destaca que la originalidad de sus cuentos no reside precisamente en el argumento, basado en leyendas o anécdotas, sino en su talento para desarrollar tramas sorprendentes e insólitas, así como de sus dotes para crear personajes verosímiles.
Roa Bárcenas destacó como el primer autor mexicano en redactar cuentos de misterio y fantasía, en los que la lógica le cedió paso a lo absurdo, sirviendo de probable inspiración a autores como Julio Torri y Juan José Arreola.
Su poesía, citan sus biógrafos, es considerada como original y construida en la técnica tradicional académica, utilizando motivos mayormente románticos. Y las leyendas que de su pluma surgieron, proyectaron las influencias de autores como el Duque de Rivas, José Zorrilla y Joaquín Pesado.
Su abundante legado literario comprende títulos como Diana, Poema, Poesías líricas, Leyendas Mexicanas, Cuentos y baladas del norte de Europa y algunos otros ensayos poéticos, Últimas poesías, Lanchitas, El Rey Borbón, La quinta modelo y Combates en el aire, entre otros.
Su quehacer como historiador, novelista, crítico y periodista produjo un vasto repertorio en verso, lo que lo posicionó como un literato cultivado que supo presentar de manera formal y armoniosa toda su obra.
Roa Bárcenas fue designado integrante de la Academia Mexicana de la Lengua, en 1875, ocupando la silla X, y se desempeñó como Tesorero de 1875 a 1908.
Falleció el 21 de septiembre de 1908 y es considerado hasta nuestros días como un gran representante de las letras mexicanas del siglo XX.