Mirador
El mar está lleno de muertos.
Cuando el fondo marino se oscurece y los peces escalan las corrientes para buscar la luz, el mar deja que sus muertos se levanten a caminar por el fondo del abismo.
Pasan entonces los ahogados en todas las guerras, los suicidas de todos los tiempos, los profetas locos a quienes la marinería arrojó por la borda para no oír ya sus vaticinios.
Vayamos ahora a la superficie y miremos a los enamorados que corren por la playa tomados de la mano, riendo. Miremos a la niña de dorados bucles que juega con la arena mientras la mansa ola le acaricia el pie. Miremos a los atléticos muchachos que nadando se alejan de la orilla, sin temor.
Dejemos que corran, y que jueguen y naden.
No les digamos que están ante un cementerio.
¿Para qué recordar la muerte en medio de la vida?
¡Hasta mañana!...