Kiosko

SORBOS DE CAFÉ

Septiembre Cincorazón

Sorbos de Café

Septiembre Cincorazón

Septiembre Cincorazón

MARCO LUKE

Amaneció tan rápido, y apenas es lunes.

Aún me faltan cerca de un par de millones de días para olvidarte, al parecer el reloj está coludido con la traición que guardabas debajo de tu almohada.

La vida, aunque busca una manera para ayudarme, también me ha hecho la advertencia de llevarse a mis amigos y sus consejos, todo parece apuntar a que será larga la jornada.

El amanecer trajo consigo una nublada mañana eterna, y no ha dejado ni siquiera dejarme sentar a la mesa, no me ha permitido saciar el hambre, quizás sea porque huyó el día que me confesaste que amabas a otro.

Es comprensible por parte de ella, no quiso sufrir lo que yo pude evitar hace por lo menos una década atrás.

Aquel septiembre no llovía, ni las noches eran oscuras, las iluminaba la esperanza de tus ojos, cubriendo detrás de ellos a la verdadera farsante que, lentamente, sin darme cuenta se fue apoderando de mi voluntad y de lo mejor de mis años.

Cuando de vez en cuando se escapaban las palabras de tus amantes, como un matador experto dentro del ruedo, defendías tus mentiras con un lujoso:"No sé".

Lo peor de todo es que siempre creí en esos, "No sé", que sabíamos perfectamente los dos, trataban de evitar la verdad.

Para mí, evitaban el dolor de perder tu amor construido sobre la base sólida de los engaños, mientras que a ti, ayudaron a sostener cada cierto tiempo la oportunidad de ilusionarme y fingir sin reservas que me amabas.

Así, hasta que llegara otro septiembre, y con él, una nueva mentira con su respectivo "No sé", para permitirnos abrazarnos, de mi parte, sin rencores; de la tuya, con mentiras.

Y mientras te besaba entregándote el corazón una vez más, esos primeros días de septiembre se evaporaban tan rápido como sólo la felicidad sabe arrebatar esos momentos.

Otra vez llegarán esos primeros días de un septiembre más, y parecen traer consigo un mal recuerdo, dejaron en el camino el delirio que me hacían sentir tus labios, hoy, estancados en los labios de un extranjero que volvió sólo para resucitar a tu vanidad y matar mis sueños.

Jamás entenderé la decisión de esa vanidad abandonado un lugar limpio dentro de mi alma, para irse a donde apesta a egoísmo y cobardía.

Jamás podré comprender tú indiferencia hacía mi dolor, tu alegría alimentada con los bocados de mi alma hecha añicos en un plato que te has servido hambrienta de odio.

Será complicado asimilar el cinismo de tu momentánea y efímera felicidad, flotando sobre la incógnita de un futuro que ambos sabemos, lleva todas las de perder. No es desearte mala suerte, es la mala suerte que tu egoísmo vaticina.

Claro, ambos sabemos que en cuanto la catástrofe llegue, tú huirás dejando atrás a quien te amó, y sacarás de entre las llamas del verano a punto de culminar, lo único que mantiene la máscara de un espíritu podrido: los desperdicios de amores sin sentido.

Y al final, esos primeros días de septiembre quedarán en donde siempre han pertenecido: en la basura.

En la inmundicia en donde te debí haber dejado desde aquella vez en la que quise rescatarte, donde tú preferiste darle otra oportunidad a quién, con engaños y humillaciones, prefirió dejarte entre los desperdicios de una noche de sexo.

Me tomaste de la mano para salir de ahí, y ciego, nunca me di cuenta de que a escondidas arrastrabas la suciedad de esos malos recuerdos. Hedía a traición, pero mi amor por ti enfocaba mi olfato, sin saber, en el perfume de tu hipocresía, en lugar de la realidad ensuciando mi porvenir.

Pero no se podía cargar por mucho tiempo un costal lleno con los desechos de los constantes coqueteos tras mis espaldas, de tu insaciable sed por recibir halagos adornados con vulgaridad y obscenidad.

Podrás decir que exagero.

¡Por supuesto ¡

La vanidad siempre encuentra justificación para sus actos y defiende su bienestar con el argumento de que siempre será más importante la propia felicidad, aunque para lograrla te veas en la "penosa" necesidad de destrozar la vida de quien más te ama.

Buscarás fortalecer esa justificación en las voces de quien bien sabes te dirá lo que deseas escuchar, porque aún hay gente noble a tu lado que no desea verte mal, pero sólo porque no conocen tu perversidad..

Desafortunadamente para ellos, habrá quien crea en tus lágrimas secas.

Y tú pena la encontrarás precisamente en esa falta de sinceridad, en esa falta del consejo de una verdadera amiga que te haga ver lo enfermizo que es tu egocentrismo.

Pero dentro de ti, no muy en el fondo, siempre escucharás la voz de la verdad que te he demostrado por más de una decena de septiembres.

La verdad del amor que te tuve se encargará de recordarte todas las mentiras que no quise creerte.

Después de todo, otra vez llega septiembre.

Pero esta vez quedará impreso en él la imagen de un hombre devastado por el amor, aunque dignificado por la valentía de entregarlo todo, de la satisfacción de haber sido honesto, del orgullo de haber respetado y cumplido el juramento ante Dios, de amar con toda el alma.

Pero, estoy seguro de que vendrán otros septiembres, y esos primeros catastróficos días estarán cercenados por los buenos tiempos venideros, por los amores verdaderos, por la seguridad de la fidelidad.

Esos primeros días de septiembre quedarán donde siempre han querido estar: en la basura.

Y una vez levantado de mi derrota, con una cicatriz cubriendo la herida provocada por una mujer sin valor, poniéndome de pie, sostenido con la fuerza de la dignidad y el amor de quienes me rodean, podré decir:

Otra vez septiembre... otra vez me he atrevido a amar.

Escrito en: Sorbos de café siempre, esos, septiembre, primeros

Noticias relacionadas

EL SIGLO RECIENTES

+ Más leídas de Kiosko

TE PUEDE INTERESAR

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas