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Adicciones: el ejemplo arrastra, sin duda

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Adicciones: el ejemplo arrastra, sin duda

Adicciones: el ejemplo arrastra, sin duda

IGNACIO ESPINOZA

Reza una famosa frase que "la palabra convence, pero el ejemplo arrastra", y esta expresión bien se puede aplicar a numerosos contextos de la vida cotidiana; sin embargo, en el caso de la relación que diariamente sostenemos los padres e hijos, uno de los aspectos fundamentales en el desarrollo saludable de los vástagos, sin duda, es el relativo a fomentarles un entorno libre de adicciones a drogas legales tales como el tabaco y el alcohol, las cuales, consumidas con exceso, son causa de muertes entre la población mexicana.

En lo personal, debo confesar que mi señora madre es una víctima más de esas adicciones que diariamente cobran la vida de miles de personas en este país y que se reflejan en enfermedades que se relacionan lo mismo con el corazón que con los pulmones y el hígado, entre otros órganos vitales, de ahí que los profesionales de la salud, a través de las diferentes instituciones gubernamentales, recomiendan a los habitantes en general abstenerse de consumir con exceso cualquiera de esas dos letales sustancias que se pueden conseguir con todas las facilidades en misceláneas, supermercados, tiendas de conveniencia y en todo tipo de lugares inimaginables.

Con relación a mi progenitora, tiene más de 70 años fumando cigarros de distintas marcas, aunque con la peculiaridad de que no le da el llamado "golpe", es decir, no aspira todas las sustancias nocivas que contiene el mencionado producto, lo que le ha permitido que sus pulmones, en lo que cabe, se hayan mantenido, hasta cierto punto, limpios, según se pudo comprobar a través de diferentes estudios que le practicaron hace algunos meses, algo que sorprendió al médico que observó los resultados, considerando que durante más de 70 años ha consumido ese producto.

No obstante, un aspecto donde sí le ha afectado se relaciona con la oxigenación de la sangre, ya que padece insuficiencia crónica venosa, es decir, tiene obstruidas numerosas venas y arterias, sobre todo de las piernas, situación que le produce dolores muy intensos en virtud de que la sangre no puede circular por algunas venas y arterias debido a que se encuentran completamente cerradas por las sustancias nocivas que componen el cigarro, lo cual ocasiona que la sangre busque otros conductos para seguir su camino hacia el cerebro y lo que deriva, por ende, en los intensos dolores que le aquejan por esa razón.

Pero, además, también debo confesar que mi señor padre fue una víctima mortal más del tabaquismo ya que hace poco más de 10 años falleció luego de que permaneció meses postrado en cama debido a que ya no se podía valer por sí mismo para realizar muchas de sus actividades cotidianas y que, finalmente, derivó en un infarto al miocardio, a pesar de que ya había dejado de fumar meses antes, aunque el daño en su organismo ya estaba hecho por haber dependido del cigarro durante poco más de 70 años, una adicción a la que renunció demasiado tarde.

Conviene precisar que, aunque algunos de mis hermanos fumaron durante años, las adicciones de la familia prácticamente son nulas en la actualidad, salvo el caso muy específico de mi señora madre, que se niega a dejar el cigarro, con el argumento de que le sirve para atenuar sus preocupaciones, aunque la realidad es que nunca nos ha convencido a mis hermanos y a mí, por lo que a pesar de que intentamos persuadirla para que ya, por lo menos, consuma menos tabaco, lo cierto es que su fuerza de voluntad no es lo suficientemente sólida para cumplir sus propósitos.

Quienes tenemos hijos, amable lector(a), sabemos que es importante fomentar en ellos un estilo de vida saludable, con el objetivo de que su entorno esté libre de adicciones; sin embargo, de nada servirá, créame, si todos los días les recordamos las consecuencias que les podría acarrear el consumo excesivo o inmoderado de tabaco o alcohol (o ambos), si no les predicamos con el ejemplo, pues mientras nosotros como padres fumemos o ingiramos alcohol en cantidades exageradas, de nada habrá servido el sermón, por muy bonito que sea, ya que, como se dijo desde el principio, "la palabra convence, pero el ejemplo arrastra".

Los progenitores debemos ser conscientes de que el mejor legado que les podemos dejar es el mejor ejemplo en ese estilo de vida que nos gustaría que siguieran todos los días pero que en realidad nosotros mismos lo aplicáramos todos los días al pie de la letra, sin incurrir en excesos cuando se trata, por ejemplo, de ingerir esas bebidas alcohólicas llamadas de moderación (cerveza, tequila, mezcal, entre otras) y, en lo posible, de no fumar, ni siquiera un cigarro o dos al día, como sí lo hacen algunos padres con el pretexto de que "poco veneno no mata", a pesar de que está demostrado que sí generan un daño importante sin importar la cantidad del tabaco que se consuma.

En la medida de lo posible, los padres (mamá y papá) tenemos la misión de guiar a los hijos por un camino libre de esas mortales adicciones que cobran la vida de muchas personas todos los días en el mundo. Sin embargo, insisto, lo realmente importante es inculcárselos a través del ejemplo, para que nuestros vástagos continúen con ese legado positivo y lo transmitan dentro del hogar que en su fomento formarán, con la satisfacción de que estarán contribuyendo a que sus propios hijos vivan y convivan en un entorno armónico y saludable.

Escrito en: Padres e hijos vida, adicciones, esas, ejemplo

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