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Las mascotas son más que animales domésticos

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Las mascotas son más que animales domésticos

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IGNACIO ESPINOZA

Quienes tenemos en casa mascotas que, incluso, se cree que no pueden llevarse bien, como son los perros y los gatos, sabemos que son más que animales domésticos, ya que, además de ofrecernos compañía, son seres vivos "sintientes", es decir, que experimentan variados sentimientos tal como lo hacemos las personas, de ahí que merecen ser tratados con respeto y dignidad, así como tratamos a los hijos, pues no porque no hablen quiere decir que no puedan expresar sus emociones de otra forma, con señales que muchos hemos aprendido a identificar con el transcurso del tiempo.

Por ejemplo, cuando regañamos a un perrito, nuestra mascota sabe de inmediato que le estamos llamando la atención por algo que hizo y que no nos gustó, como puede ser el hecho de que tomó algún objeto del interior de la casa y que, ya sea que lo rompió o de plano lo dejó inservible, nuestra primera reacción, generalmente, es de molestia, la cual perciben con mucha facilidad nuestras mascotas, pues el tono de voz que usamos lo asocian con ese enojo y que en ocasiones va acompañado de una agresión física, ya que hay quienes las golpean, toda vez que tienen la falsa creencia de que sólo así entenderán que esa acción no la deben repetir.

Sin embargo, esta forma de reprender y corregir a nuestras mascotas no siempre es la más adecuada, pues, según los expertos, hay estrategias y métodos para enseñar a nuestros animales domésticos a que ciertas acciones no son las más indicadas si se desea entrenarlos para que no reincidan en determinadas actitudes que en ocasiones repercuten en daños a los muebles y objetos que se encuentran dentro y fuera del hogar, algo que, por supuesto, nos molesta, sobre todo si afecta a nuestro patrimonio.

Pero, bueno, dejando de lado esas travesuras que en ocasiones hacen nuestras mascotas, lo cierto es que algunas de ellas, sobre todo los perritos, tienen esa virtud de hacernos sentir bien cuando nos reciben al llegar a casa luego de una jornada pesada de trabajo, ya que al menear la cola al saltar sobre nosotros expresan el gusto de vernos y, es más, me atrevo a asegurar que esperaron con impaciencia el momento para observarnos entrar por la puerta de hogar al grado de que el paso del tiempo les puede generar estrés.

Es así que, en cuanto perciben nuestra presencia al llegar a la puerta de la casa, se desbordan sus sentimientos y emociones, que expresan precisamente meneando la cola y saltando hacia nosotros, algo que a muchos nos inspira ternura y amor, ya que esa manera de transmitir sus sentimientos es única, algo que, por ejemplo, no sucede con mucha frecuencia en algunas personas, que no son muy dadas a demostrar el afecto o cariño que sienten por los integrantes de la familia, mientras que las mascotas como los perritos no se moderan ni se reprimen cuando se trata de enseñarnos todo lo que sienten por nosotros.

Por otro lado, aunque los gatos son más independientes y menos expresivos que los perros, también son animalitos que demuestran sus sentimientos con acciones muy específicas, como el hecho de pegarse mucho a nuestra ropa y lamernos la mano o cualquier otra parte del cuerpo, aunque, repito, estos felinos son un poco más desapegados de sus dueños, pero una vez que sienten que son correspondidos son muy cariñosos ya que son muy receptivos y sensibles hacia las muestras de genuino cariño que les prodigamos a cualquier hora del día.

No obstante, también hay que tomar en cuenta que así como hay personas que no son tan cariñosas ni muy expresivas, también existen mascotas o animalitos domésticos que pueden tener un carácter menos sociable y pueden ser más dados a no estar muy en contacto con sus dueños, aunque eso no quiere decir forzosamente que no nos quieren, pues habrá lugares y momentos en que ellos querrán demostrar todo ese afecto que les inspiramos porque los alimentamos, porque los acariciamos, porque jugamos con ellos, porque simplemente se sienten agradecidos por el hecho de que tienen un hogar donde se les ofrece un techo y un plato de comida.

Recordemos además, amable lector(a), que nuestras mascotas no son sólo animalitos de compañía, sino que llega un momento en el que los llegamos a sentir como un integrante más de la familia al grado de que los apapachamos y los dejamos entrar a la casa, subir a los sillones, a la cama y hacer una que otra travesura, como si se tratara de alguno de nuestros hijos que corren por todos los rincones del hogar.

Por supuesto que también, tal como lo hacemos con los hijos, les ponemos límites para que sepan que hay cosas que no deben hacer, para que se den cuenta de que hay una figura de autoridad a la que tienen que obedecer y respetar, pues de otra forma sería un verdadero desastre si los dejáramos libres.

Nuestras mascotas, estimado(a) lector(a), representan una parte importante de nuestra vida, sobre todo cuando valoramos su presencia en momentos en que no nos sentimos bien y ellas, al acercarse a nosotros, nos transmiten esa buena vibra, como si se dieran cuenta de que necesitamos a alguien que nos dé animo, de ahí que lo menos que podemos hacer por ellas es atenderlas como se merecen, respetarlas y, sobre todo, amarlas, porque sí son un integrante más de la familia.

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