Magros resultados para la 4T

Con su vagancia acostumbrada, el presidente López Obrador dejó atrás el tema de la consulta de revocación de mandato para saltar a la reforma eléctrica donde pretende obtener mejores dividendos políticos.

El primer mandatario olió de inmediato la derrota ante la reducida votación del domingo pasado, la mitad de los simpatizantes de AMLO del 2018 simplemente le dio la espalda a la consulta a pesar del derroche de recursos y de la promoción ilegal por parte del partido en el poder.

Andrés Manuel aprovechó la recta para culpar al INE del alto abstencionismo y de inmediato apuntó sus fusiles hacia el objetivo que trae entre manos desde varios meses atrás: la reforma eléctrica que en realidad es una contrarreforma a la propuesta en el 2013 por Enrique Peña Nieto y que fue aprobada en octubre de ese año por el Congreso.

Los mexicanos podemos estar al menos tranquilos de que ya no se hablará de la revocación de mandato ni se tirarán a la calle más carretadas del dinero de nuestros impuestos en proyectos ególatras y electoreros en lo que resta del sexenio.

Claro sin olvidar las mega obras del Tren Maya y la refinería Dos Bocas que no se saben cuándo serán concluidas ni tampoco cuál será el costo final de tales caprichos del político tabasqueño.

El sexenio camina con rapidez hacia el final de su cuarto año sin que se hayan cumplido buena parte de las promesas que hiciera López Obrador en su campaña política.

Son infinidad los problemas que están sin resolver, para muestra mencionaremos algunos de los principales:

La economía sigue estancada, la inseguridad y la impunidad han empeorado, la corrupción no se logra erradicar, el sector salud es un desastre, poco o nada se ha avanzado en educación y para colmo el país está envuelto en politiquerías y discusiones banales que no llevan a ninguna parte.

Prueba de la incapacidad del gobierno son los siguientes hechos: la migración de mexicanos a Estados Unidos aumentó en más del 200 por ciento en el 2021; el nivel de pobreza se ubica a tasas cercanas al 40 por ciento de la población; el desempleo ha bajado al 3.9% pero son todavía más de dos millones de mexicanos sin trabajo; y para rematar el avión presidencial Boeing 787 no se ha vendido a pesar de los innumerables intentos y de su alto costo de mantenimiento.

Es verdad que buena parte de los problemas del país no son nuevos ni son culpa total del gobierno morenista como tampoco algunos logros importantes que López Obrador intenta adjudicarse como el espectacular incremento de las remesas de mexicanos que viven en Estados Unidos y la recuperación de turistas extranjeros luego de los estragos de la pandemia en el 2020.

Ahora está en puerta la ofensiva por la reforma eléctrica donde todo indica que no será aprobada en el Congreso salvo que ocurra alguna negociación de última hora o bien que Morena lleve a cabo alguna travesura para obstaculizar el voto de la oposición.

Son muchas las críticas por parte del sector privado y de gobiernos extranjeros ante esta reforma que busca mantener el monopolio de la Comisión Federal de Electricidad y poner candados a la generación de energías limpias que en la actualidad se promueven con fuerza en los países desarrollados.

Cada día, pues, queda más claro que el programa de gobierno de López Obrador no es el adecuado para el futuro de México y que gracias a sus acciones populistas y al manejo exitoso de su imagen ha conseguido la aprobación de la mayoría de los mexicanos, pero con magros resultados económicos y sociales.

Evidentemente la lucha entre morenistas y opositores se recrudecerá y subirá de tono conforme se acerque al proceso electoral del 2024, entonces se pondrá en juego la sobrevivencia de la llamada cuarta transformación que no ha sido otra cosa que un lema de proselitismo político.

Noticia final...

A cincuenta días de iniciada la invasión de Rusia a Ucrania no hay visos de una negociación efectiva para alcanzar la paz en este conflicto bélico que ha sido demoledor para el mundo entero. Al momento no están claras las cifras de muertos tanto de civiles como militares, lo que sí resulta evidente es la aterradora suma de 3.5 millones de ucranianos que han abandonado su país en busca de seguridad.

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