La naturaleza divina de la mujer
Recordemos lo que somos, por generaciones guardamos en nosotras el código genético de lo femenino, desde el útero aprendemos de nuestras madres el arte de ser Mujer, por generaciones guardamos en nosotras el código genético de lo femenino, nuestra madre nos da la impronta de lo que significa ser mujer, es el primer y más potente modelo de cómo sentir, pensar, relacionarnos con otros y con nosotras mismas.
Las mujeres somos un universo complejo de ingredientes psicológicos, psíquicos, artísticos y cósmicos que nos hacen ser quienes somos, somos círculo de amigas, hermanas y compañeras, curvas, lunas, sensualidad e intensidad, ser mujer es nuestra forma de amar y crear, es un compromiso inalterable con la vida, un gestar de nuevas realidades.
En nuestro cuerpo se guarda el secreto de la conexión con el origen de la vida, la mujer es capaz de producir vida, somos portadoras de una sagrada vasija, un tibio rincón que cobija una nueva existencia, somos un canal de parto de hijos, amores y sueños, en nuestra sexualidad albergamos el gran misterio, nuestra sexualidad es infinitamente superior, todo nuestro cuerpo es sexual, podemos tener una bella experiencia mil veces mayor, más profunda, más enriquecedora, más nutritiva que la que puede tener un hombre.
Las mujeres somos cíclicas, es decir volvemos a nacer cuando queramos, por ser cíclicas es absurdo intentar ser lineales, la mujer es un ser mágico, el canal de unión entre el plano físico y el plano espiritual. Ser mujer poco tiene que ver con usar lip stick y mirarse al espejo antes de salir, con ser coqueta, maquillarse, plancharse el pelo o hacerse los rulos, tener pechos, poseer ciertas "curvas" o tener "instinto maternal" ¿Eso es ser mujer? yo creo que somos mucho más que eso... Las mujeres somos las que le damos el impulso a la vida. Hoy en día se habla del surgimiento de la energía femenina, del poder de la mujer, de su rol esencial.
Hay un movimiento espiritual que se está manifestando y mucho está siendo plasmado desde las manos, voz, cuerpo y sensibilidad de la mujer. El arma más potente de una mujer es su energía interior que la protege tanto a ella como a todos los que ama. La misión de la mujer es enseñar amar, es la energía femenina con sus atributos de armonía, ternura, compasión, caridad, paciencia, belleza, risa, juego, placer, la que equilibra los logros masculinos para lograr una sociedad diferente, equilibrada y mutuamente responsable de su función social, todo se vuelve más armónico y equilibrado con este surgimiento, valoración y redención de la mujer y lo femenino, pero a la vez, no olvidemos que una energía sin la otra pierde su complemento.
Recordemos una frase de la filósofa francesa Simone de Beauvoir "No se nace mujer, se llega a serlo". Cuando la Flor se abre, la mujer se transforma, florece y su perfume único encanta a todos y trae belleza al mundo. Cuando esta Flor está cerrada tenemos complejos, miedos de crear intimidad. Una mujer estará verdaderamente en su poder en los reinos femeninos, pero nunca podría estar en su poder en los reinos masculinos.
La masculinidad, incluso para la mayoría de los hombres, es un área difícil en el cual operar. Muchas mujeres aprenden a operar en los reinos masculinos; sin embargo, cuando operan en estos reinos la mujer se siente superficial y vacía, debido a la inseguridad y falta de comprensión de su propia feminidad. Una mujer operando dentro de su poder femenino será mucho más fuerte y mucho más capaz que una mujer operando en el papel masculino.
El papel de una mujer, cuando se halla en una relación, es de ser de apoyo para el hombre y el papel del hombre es de ser de apoyo para la mujer. Celebrando y honrando el poder y potencial de cada energía, podemos mirarnos e inspirarnos, hombres y mujeres. La belleza viene del alma, es el espíritu el que viste al cuerpo, no la ropa, la belleza de la mujer emana su esencia de la aceptación de su cuerpo y su sensualidad de una forma libre.
Convertirte en tu mejor versión es simplemente ser una versión con más confianza y amor hacia ti misma, es moverte con libertad, sonreír con totalidad, sentir tu poder y tu feminidad desde el centro de tu ser. Quien no se siente bien en su propia piel carece de la fortaleza interior necesaria para vivir la existencia que desea, ir en pos de los sueños, gestar, crear, criar, proteger, amar y concebir la vida como la maravilla de la existencia.
Es necesario entonces recuperar lo mejor de sí sin perder el eje de nuestra propia existencia, parirnos a nosotras mismas, y guiarnos por nuestra propia brújula, siendo fieles a nuestra voz interior para así saber reconocer nuestra chispa única, avivarla y desarrollarla.
Las mujeres integradas son intuitivas, generadoras de acción, con un ojo sueñan y con el otro avizoran, su atractivo está en esta dualidad, mezcla de garra y sensibilidad. Hagamos un pacto de sororidad, premiarnos, reconocernos, reafirmarnos, alentarnos unas a otras en este camino de aprendizaje, donde la red que tejemos crece y crece...