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Gerardo Jiménez González

Agua para Monterrey es el título de un valioso libro que publicó en 2021 el Tecnológico de Monterrey, del Campus de esa ciudad, en el cual se expone de manera clara la problemática hídrica que enfrenta la más importante metrópoli norteña. Durante el último año he tenido la oportunidad de intercambiar información y puntos de vista con uno de sus autores, el profesor Ismael Aguilar, colaboración que surge del interés común por monitorear un tema de la agenda de desarrollo que nos preocupa, el del agua.

En este valioso documento, tanto porque sintetiza un proceso de más medio siglo en el que se ha planteado y abordado el gran reto de otorgar seguridad hídrica a la economía y la población de los trece municipios que conforman el Área Metropolitana de Monterrey (AMM), la cual crece entre 1950-2020 de 500 mil habitantes a cerca de cinco millones de habitantes, respectivamente, de la manera que caracterizó a la mayor parte de las zonas metropolitanas del país, en forma desordenada, en una superficie de mil km2, al ser un centro urbano de atracción migratoria de los estados vecinos.

Para 2016, Nuevo León aportaba el 7.2% del PIB Nacional con tan solo un 3.7% de la población del país, con un PIB per cápita de 238 mil pesos (con respecto a los 140 mil pesos del promedio nacional), entidad federativa que concentra su población (casi 90%) y actividad económica (alrededor del 95%) en el AMM. Ese crecimiento demográfico y territorial exponencial del AMM implicó grandes retos en su urbanización, como sucede en el abasto de agua, ya que su ubicación geográfica la vuelve vulnerable a fenómenos meteorológicos, particularmente los de carácter extremo, como las inundaciones y sequías.

Los huracanes han dejado su huella en la metrópoli con un alto costo económico y de vidas humanas, pero también constituyen una bendición porque permiten almacenar agua en las presas que abastecen al AMM, o su contra parte, las sequías, que limitan esos almacenamientos, como sucede ahora. Estos contrastes ambientales determinan la disponibilidad natural de este vital recurso, limitada por condiciones geohidrológicas en virtud de que las fuentes de agua subterránea no son suficientes para cubrir la demanda, conduciendolos a buscar en las aguas superficiales el abasto de dos tercios de la misma.

Lo anterior ha obligado a los tres niveles de gobierno y a los propios ciudadanos, a mejorar el manejo y uso del agua con un enfoque de gestión integral y con una visión de largo plazo, desde las fuentes de abasto y distribución del agua urbana, así como el drenaje, saneamiento y reúso de las aguas residuales, y de las aguas pluviales. En el AMM le apostaron a crear una importante infraestructura hídrica y mejorar la eficiencia.

Hace sesenta años se construyó la presa La Boca, con la finalidad de abastecer de agua a la incipiente AMM y una década después se crea su planta potabilizadora, estaciones de bombeo, tanques de almacenamiento y redes primarias de agua, proyecto denominado Monterrey I. Pocos años después se amplía esa infraestructura hídrica con acueductos, perforación e interconexión de pozos, más estaciones de bombeo y tanques; Monterrey II. En la siguiente década se construye la presa Cerro Prieto, otro acueducto y potabilizadora, el primer anillo de transferencia en el AMM, más tanques, redes de distribución, medición para control de fugas, colectores; Monterrey III.

La demanda continúo creciendo a la par de las actividades industriales, de servicios y comerciales, así como por la expansión de la mancha urbana y el aumento de la población, lo que obligó en la última década del siglo pasado a ampliar la infraestructura hídrica para el abasto urbano, recurriendo a utilizar aguas del río San Juan que era concesionada a agricultores de Tamaulipas. Con la controversia de por medio que esto implicó, se construye la presa El Cuchillo, otro acueducto, más estaciones de bombeo, la segunda etapa del anillo de transferencia, estaciones de bombeo, colectores y plantas de tratamiento de aguas residuales; Monterrey IV.

A principios de este siglo la ya impresionante infraestructura hídrica implica un segundo anillo de transferencia, mas tanques, estaciones de bombeo, redes de distribución, así como emisores, colectores y mayor capacidad para el tratamiento de aguas residuales; Monterrey V. Hoy en día es noticia nacional que el AMM padece desabasto por la limitante en la disponibilidad que impone la sequía y las presas se vacían para cubrir la demanda, por lo que se construye otra presa, La Libertad, y se plantea un ambicioso, pero poco factible, proyecto de trasvase de agua desde el río Pánuco hasta esta metrópoli, lo que llaman Monterrey VI.

Ha sido significativo el esfuerzo que se ha emprendido por los tres niveles de gobierno para dotar de agua al AMM, a un alto costo financiero y a contracorriente de las condiciones ambientales contrastantes que señalamos, pero se piensa que es correspondiente con el valor de su economía, encontrándose en el límite que la naturaleza le impone y requerirá una gran dosis de ingenio y financiamiento para cubrir la demanda (que se debe gestionar conforme a la oferta disponible), además de voluntad política para regular y controlar las anomalías que se han observado en el manejo de concesiones y la exigencia de un cambio cultural entre la población de usar el agua con mayor racionalidad, particularmente disminuir la desigualdad social existente en este rubro.

En La Laguna decimos que somos espejo de Monterrey, que seguimos el modelo de urbe que esta metrópoli nos marcó. Quizás esto sea parcialmente cierto, pero en esta región no tenemos las limitantes ambientales que ellos enfrentan, la naturaleza ha sido más benigna con los laguneros al ofrecernos una mayor disponibilidad, algo que quizás ahora no veamos con claridad y continuemos realizando una gestión del agua cortoplacista, tal vez como un reflejo de una visión del desarrollo regional de este tipo. Urge cambiar esa visión por una de más largo alcance, con un enfoque sostenible, pero para ello necesitamos corregir las anomalías que enfrentamos para recuperar nuestros ríos y acuíferos.

Escrito en: a la ciudadanía Monterrey, agua, hídrica, aguas

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