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La noche prometida

DIHABLO SEPÚLVEDA.

Han pasado 23 años desde aquella noche mágica en que, ilusamente, pensé que lo había visto todo. Salí del Foro Sol junto a dos adultos y casi 150 mil personas más, de diferentes partes del país y, muy seguramente, de algunos otros países. Habíamos estado, sin previamente saberlo, en el famoso "concierto de las sillas voladoras". 

Para mí, se trataba de la oportunidad de ver por primera vez a mi banda favorita: Metallica. *Hace una semana, estuve en un programa de radio por redes con Roy Cázares, productor, conductor, 'gamer', especialista en gadgets y audio, y amigo. Luego de una hora de charla sobre el pasado, presente y futuro del rock, me preguntó sobre mis 'favs': Canción favorita, álbum, banda, solista y estilo de música favorito (con su respectiva variante)*. 

Casi sin querer, mis respuestas fueron tan inmediatas como predecibles: canción - Fade to Black; álbum - ...And Justice for All; banda - Metallica (por mencionar a la que me más me influenció durante una primera juventud); solista - Ozzy Osbourne; estilo de música / variante - metal ('heavy' y 'death' melódico). Algunos de mis amigos o conocidos que pudieron escuchar el programa con Roy (La Cabina) se sorprendieron con algunas respuestas, pero es que todo tiene que ver con un tema de épocas; un "momento histórico". 

A temprana edad, descubrí el tipo de la música que me iba a acompañar durante la mayor parte de mi vida (hasta hoy). Fue gracias a MTV (cuando ponía música), a un par de primos y al hermano mayor de un amigo de la primaria, que tuve mis primeros contactos con el metal. Por supuesto, estaba presente Metallica con el disco homónimo conocido como 'black album'; de ahí, rápidamente salté al Master of Puppets y el resto. El 'click' fue instantáneo. Su sonido me capturó; la historia comenzó a escribirse. 

El 30 de abril de 1999, por fin llegó el momento de presenciar un concierto de la banda de San Francisco. La expectación era alta. Vestía una playera de un equipo del futbol de mucha tradición en Inglaterra, porque así me gusta ser a mí, irreverente. Creo que llevaba pantalón de vestir y unos Vans azules. Antes de irnos al concierto, nos juntamos en algún hogar de Tlalnepantla, Iztapalapa, o algo así; bebimos una o dos cervezas y escuchamos algo de música. Las dos personas con las que iba eran mayores que yo por varios años. 

Primero se presentó Monster Magnet… quise borrar el recuerdo al instante; ni buen audio ni nada. Luego de un rato, ¡Pantera! Y fue aquí donde la noche cobró sentido y tomó un nombre por bandera. Domination, Becoming, Suicide Note Pt. II, Primal Concrete Sledge, Walk, Fucking Hostile, This Love y Cowboys from Hell conformaron el pequeño pero poderoso 'setlist' de aquel encuentro con la música. Y sí, en apenas dos minutos, volaron todas las sillas de plástico que los organizadores habían dispuesto sobre la zona de privilegio en el mencionado recinto. 

Una vez concluida la feroz faena, y ya montados todos los asistentes de la parte baja en cerros de sillas apiladas para tener una mejor perspectiva, se abrió el intermedio entre Pantera y el plato fuerte de la noche: Metallica. Una lluvia de hielos provenientes de la tribuna acompañó la espera. 

De repente, suena The Ecstasy of Gold, el característico tema de Ennio Morricone que la banda californiana ha vuelto clásico en sus entradas y de ahí, Breadfan, del álbum doble Garage Inc., que tenía poco de haber sido lanzado. No pasó mucho tiempo para escuchar Master of Puppets y luego, un desfile de temas en su mayoría del 'black album' (5), Master… (3), Ride the Lightning (3) y Load/Reload (2/2). Por suerte, del Kill 'Em All interpretaron The Four Horsemen y, por supuesto, no quedó fuera One. 

Lo que faltó aquella noche, para mí, fue escuchar mi canción favorita; su ausencia lo único que hizo fue "eternizar" su espera y patentarla como 'the best'. Diez años después, en el mismo Foro, volvió a ser la gran ausente. Para 2010, lo fue en Monterrey. Tuvo que ser 2012, el año del "fin", en par de ocasiones. 

Hoy, es la noche del recuerdo: 23 años después. La emoción está intacta, como quien vuelve a ir a un concierto de Caifanes o Rata Blanca en la Comarca, una y otra vez, porque es prácticamente lo único que llega por estos lares. La música está ahí, como si hubiera sido la primera vez. 

Este domingo, estaremos en Radiografía del Rock, a través del 98.7 de FM. Nos escuchamos. Siguen abiertos los canales de la comunicación: La Música del Dihablo [Facebook y YouTube]; @VozdelDihablo [Instagram y Twitter].

Escrito en: La Voz de Dihablo música, banda, sillas, ahí,

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