Gobierno fracasado
Ya van nueve en el año. Ayer fue encontrado el cuerpo del periodista Luis Enrique Ramírez en un camino de terracería emplayado (envuelto en plástico) en Culiacán, Sinaloa, según lo confirmó la Fiscalía de Sinaloa. El reportero fue secuestrado la noche de antier y a la mañana siguiente se confirmó su asesinato. Ramírez había denunciado amenazas e incluso se había adherido al mecanismo de protección hace siete años. Con este noveno homicidio, se confirma que México es el país más peligroso del mundo para ejercer el periodismo.
Las primeras pesquisas señalan que el columnista del periódico El Debate de Culiacán, de 59 años de edad, salió de su casa alrededor de las 22:00 horas del miércoles próximo pasado y de dirigió hacia una pequeña miscelánea en la colonia Morelos de la capital sinaloense, en el centro de la ciudad. Aparentemente en el lugar se encontraban unos hombres armados con los que Luis Enrique se trenzó en discusión y entonces fue privado de su libertad, según reportes del medio local Río Doce, fundado por Javier Valdez, quien también corrió con la misma suerte que Ramírez y en la misma ciudad. Valdez fue ultimado hace ya 5 años. Río Doce asegura que se escucharon disparos y que en la calle quedaron manchas de sangre y una sandalia del periodista.
Es toda la información disponible hasta el momento de redactar este espacio. El gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, del partido gobernante Morena, ha recurrido a la Fiscal estatal, Sara Bruna, que se haga una investigación exhaustiva, rigurosa e inmediata para el esclarecimiento del crimen.
La muerte de Luis Enrique Ramírez cimbra una vez más a un gremio asediado por la violencia extrema que no vacila en asesinar. En los primeros tres meses de 2022 en México otros 8 periodistas han muerto por ataques directos. El último, Armando Linares, fue acribillado en Zitácuaro, Michoacán, apenas unas semanas después de que se conociera otro crimen, en este caso el de Roberto Toledo, su compañero de Monitor Michoacán.
Esta oleada de homicidios a periodistas ha creado un alarmante clima contra la prensa en general que ha trascendido más allá de las fronteras de México. Estados Unidos, así como el parlamente europeo han llamado al gobierno de Andrés Manuel López Obrador a tomar medidas.
En 2015, Ramírez tuvo que salir de Sinaloa por las amenazas recibidas. "Yo sí siento el peligro inminente de que yo soy el que sigue, porque hay un patrón, en cuatro asesinatos recientes, incluido el de Humberto (Millán), en el que yo encajo", dijo el informador a Noroeste.
Por supuesto que es terrible que México sea el lugar más peligroso del mundo para ejercer el periodismo. Además de condenable desde sí la violencia a cualquier persona, el que bajo fuego se silencia una profesión esencial para la defensa de la democracia y la libertad, el número de víctimas palidece ante los feminicidios.
De enero a marzo de 2022 se registraron 229 presuntos feminicidios en el país, según el reporte más reciente del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP). El mes con más casos fue febrero, en el que la cifra ascendió a 81. En enero se registraron 78 casos, mientras que en marzo el total fue de 70.
La cifra oficial de feminicidios -que en términos generales se define como el "asesinato intencional de mujeres por ser mujeres"- no ha dejado de crecer desde 2015, según las estadísticas: ese año hubo 412 presuntos casos y cinco años después la cifra se había duplicado con creces, alcanzado los 948.
¿Así o más aterrador? Hoy en México vivimos en un país de muerte, y eso o no le importa al Presidente o sencillamente es incapaz de contener. La impunidad es la moneda común en este Gobierno Federal, salvo sus enemigos políticos.
Si bien Andrés Manuel López Obrador dice que la corrupción es el principal problema de México, si no existiera impunidad, tampoco habría corrupción y como está claro que con las cifras de muertes violentas que padecemos, está claro que su gobierno hoy está fracasado, aunque las clases populares y menos educadas lo apoyen mayoritariamente