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Vivir es urgente

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GABRIEL ACOSTA

“Lo importante es que corra el amor a raudales”, Pau Donés

Quizá he vivido más en los últimos cuatro meses que en los pasados dos años de mi vida y gran parte de ello se debe a Pau Donés. Ni siquiera fui un gran admirador de Jarabe de Palo y mi conocimiento sobre él se limitaba a tenerlo bajo mi radar. Sin embargo, después de su muerte, en 2020, siento que me ha acompañado a muchas partes.

Hace poco más de un año se me atravesó en el camino el libro ‘50 palos y sigo soñando’, un texto autobiográfico escrito por Pau donde, a manera de microensayos y con un gran sentido del humor, haciendo alusión constantamente a su dislexia, relata detalles de su vida, su infancia, sus amores, la música, la familia, el sexo, sus viajes y, desde luego, el cáncer, a quien cariñosamente bautizó como “el cangrejo”.

La primera reflexión que me dejó el libro es que no había un tipo con tantas ganas de estar vivo como Pau. “El miedo a morir es el que más acojona de todos, incluso más que el miedo que tenemos a veces a vivir y en la vida no hay que tener miedo”, relata en algún pasaje con mucha valentía.

Pau fue un tipo que ganó y perdió en la vida. Fue un niño hiperactivo, disléxico y tras el encuentro con más de un par de psicólogos, el descubrimiento de la música fue la única fórmula para poder calmarlo. Su madre se suicidó cuando Pau recién cumplió 16 años, “en un segundo pasé de ser un idiota adolescente a un adulto menor de edad” y ahí, con la muerte, aprendió que la vida era lo mejor que tenía y que no la iba a dejar pasar.

A partir de ese instante siempre fue pa’lante, como cita constantemente a manera de mantra durante todo el libro. Terminó siendo el líder de Jarabe de Palo, con quienes le dio varias veces la vuelta al mundo y su tema “La Flaca” le abrió las puertas a oportunidades inimaginables para un montañés como él como ser invitado por Luciano Pavarotti para un concierto benéfico, entre otras más. Un par de décadas después, en 2015, y en un pico de la carrera de la banda, unos dolores en el estómago convencieron a un renuente Pau de ir al médico, donde fue diagnosticado con cáncer de colon, “por contradictorio que parezca, el cáncer me ha dado momentos gloriosos, de una clarividencia brutal, de una emoción como nunca antes había sentido”.

Por poco más de cinco años, Pau vivió de cerca con el cáncer y afirmaba que no le dedicaba más de cinco minutos al día, restándole importancia, solo otorgándole la que él sentía que le debía dar. Él fue un vocero de la lucha contra la enfermedad y la desestigmatizó con una última entrevista al periodista Jordi Évole, en su lecho de muerte, dos semanas antes de partir. En la charla, Pau y Jordi se reúnen en el valle de Arán, en Cataluña, el pequeño paraíso repleto de montañas donde el artista se sienta a contemplar sus últimos amaneceres. Sin miedo y con los últimos suspiros de vida que le quedan, cuenta que no se arrepiente de nada, “me lo he pasado muy bien en la vida porque me ha gustado mucho lo que he hecho y he intentado gozarlo mucho. Creo que lo he conseguido”.

De vez en cuando, en las pláticas con amigas y amigos, sale a relucir la pregunta sobre cuál es mi libro favorito o cuál es uno de los libros que más me han marcado. Hoy debo decir que mi libro favorito no es ni siquiera de un escritor, es el de Pau Donés, el tipo con dislexia, que en este 2022 me ha abierto tanto hacia la vida, me acompaña cuando tengo miedo y me recuerda que solo duramos cuatro días en el planeta. Ya no me da tanto miedo equivocarme y afronto estos tiempos con mucha emoción, de sentir lo que tenga sentir y de ir siempre pa’lante, porque es la única forma de seguir. Pau, mi amigo, me recuerda siempre que no tenemos seguro nada y que vivir es urgente.

TWITTER: @gaboacosta89

Escrito en: Pau Donés Pongamos que hablo de vida, miedo, libro, muerte,

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