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SORBOS DE CAFÉ

Quítate esas marcas

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Quítate esas marcas

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MARCO LUKE

Deshazte de las cicatrices invisibles del rostro.

Fueron las heridas dolorosas las que dejaron huella en tu cara intacta, porque a pesar de que nadie ha puesto una mano en ella, llevas cicatrices.

Te marcó el filo de las palabras dichas con el aliento podrido por la ira de alguien con quien no debiste estar jamás.

Nadie que se haya cruzado en tu camino ha negado tu belleza, pero has insistido en permitir que el recuerdo de las ofensas salga de tu memoria para invadir tus mejillas en forma de herida.

Aunque cierra en pocos segundos, el dolor forma la cicatriz que sólo tú ves.

Te hace presa la vergüenza y te sientes señalada. No te has dado cuenta de que sólo tus ojos ven esas huellas.

Pero es innegable que emanas una pena saliendo de tu mirada esquiva.

Crees que la gente admirándote sólo ve tus cicatrices, pero lo que desean en verdad, es llevarse un poco de tus ojos bellos.

Pero le niegas al mundo tus ojos y a cambio le das un autoflagelo envuelto en una indiferencia poco creíble.

Quítate los accesorios que apretujan tu cuello y cortan el aire de libertad que pocas veces has tenido la oportunidad de respirar.

Deja a un lado las imposiciones que sellan tus labios, las imposiciones capaces de mantener tus labios vírgenes hasta el día de tu muerte con el falso argumento de que no sabes lo que haces.

Me mantengo bajo las sombras, pero siempre dejo un hilo de luz para guiar tu mirada y encuentres mi escondite.

Pero no puedo salir de aquí mientras tú sigas creyendo que esto es un juego, mientras sigas pensando que no sostengo tu mirada por temor.

No puedo correr el riesgo de mirarte fijamente y ofenderte creyendo que estoy viendo una de las cicatrices que nadie ve; lo que busco es la oportunidad de quedarme a vivir entre tus pestañas.

Pocas veces he aterrizado la mirada en tu cara, pero las veces que he podido hacerlo, resulta que me recibe una sonrisa o tu lengua paseando por tus labios.

El problema es que me alejo porque no estoy seguro de pertenecer ahí, porque tus cicatrices me alejan cuando ya estoy dispuesto a quedarme.

Pero desde el aire no se ven las marcas, sólo son visibles cuando estoy cerca de tu corazón.

Nadie ha llegado hasta ahí, es una proeza haber abierto tu pecho con el silencio para poder escuchar sus latidos.

He logrado lo que nadie, saber que las cicatrices no están en tu rostro, sino en tus palpitaciones.

Lo más peligroso de esto es que ni tú sabes dónde te hirieron.

Te formaste la imagen de la mujer que construyó la mente de un psicópata, y tan convencida estabas que viste en el espejo un rostro lleno de cicatrices.

Te fuiste apagando porque alguien se alimentaba de tu resplandor, alguien que brillaba sólo porque te encontrabas cerca.

Hoy que ya no está a tu lado, ahora que decidió irse, la casa se iluminó, y su camino quedó a oscuras. Quiso volver, pero ya no supo por dónde.

Que bueno que no supiste porque el dolor de las heridas ya a punto de cerrarse, te hubieran obligado a volver y buscarle.

Con certeza podría decir que, en vez de quitarte lo que te estorbaba, hubieras maquillado los párpados saturados de lágrimas secas para pedirle que volviera y te curara.

Quítate las mentiras que te vendió y que tu sigues manteniendo como verdades indiscutibles.

Conservas tantas cicatrices que no te pertenecen porque es el único recuerdo que te queda de él.

Prefieres quedarte con las marcas de sus palabras quemándote el pecho que devolverle su pena.

Quítate esa cara y rompe el espejo donde te obligaba a verte.

Permíteme dejar un beso para que puedas sentir que no hay cicatrices en tu cara.

Quítale el candado a tus besos y dale paso a mis labios.

Escrito en: Sorbos de café cicatrices, estoy, mirada, alguien

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