La primera vez que dimensioné cuánta influencia tiene Star Wars en la cultura moderna fue a los 15 años. Con dos semanas de anticipación y con el dinero de los pasajes, mi amigo Armando y yo fuimos al cine a comprar los boletos del Episodio III: La Revancha de los Sith. En aquel entonces, ni en la secundaria ni en la preparatoria era cool que te gustara Star Wars y era inimaginable que un par de décadas después hay industrias que hicieron fortunas billonarias cuando se pusieron de moda los superhéroes, los cómics y entendieron que había que explotar el lado geek.
Cuando eres adolescente, ignoras muchas cosas y ves el mundo con ingenuidad. La función empezaba a la medianoche y cuando días antes Armando me preguntó que a qué hora estaría bien llegar al cine, con un tremendo desatino contesté que como 11:00/11:30 p.m. porque "¿quién más iba a verla?". Una función de estreno de Star Wars media hora antes de que comience. Así las cosas.
Al llegar, había decenas,qué digo decenas, cientos de personas formadas para la película. Fuimos a Cuatro Caminos y la fila desde la entrada del cine llegaba casi hasta una importante tienda que rima con "chamaco".
Me daba mucha pena que mi ingenuidad y estupidez estuviera casi a punto de hacernos perder la función. Cuando por fin entramos, solo encontramos dos lugares desocupados en la primera fila y ni modo, dos horas y media de dolor de cuello con tal de no perderse el momento.
Si volteabas hacia los asientos de atrás, podías ver a señores con capas de jedi, personas vestidas de Chewbacca y un casco de Darth Vader justo en medio, incomodando a más de un par. Ahí, otra vez, comprendí la magnitud del fenómeno Star Wars y el legado de George Lucas en el planeta. Para muchos solo será una saga de películas entre tantas, pero para otros es la inmersión a la experiencia del cine.
Seguramente esa fue también la primera vez en que sentí escalofríos por una escena, cuando finalmente le colocan el traje a Darth Vader y se escucha su respiración, convertido en una máquina de maldad y rabia.
Esa noche salimos a las 3 de la mañana del cine y regresamos caminando, a más de tres kilómetros de casa. No importaba, habíamos visto la mejor película del mundo.
La saga se quedó en silencio por una década y en 2015 regresó con una nueva trilogía, spin-offs y series. No importa cuánto haya crecido yo del 2005 para la actualidad, nada me emociona más en un cine que el tema de John Williams con la pantalla inicial.
Escribo estas líneas un día después del tercer capítulo de la serie "Obi-Wan", que está lleno de guiños y se encuentra en medio de la primera y segunda trilogía. Tres capítulos y me sumerjo de nueva a la esencia de Lucas y me emociono igual que cuando tenía 15 años. Solamente habrá una temporada de la serie y es una nueva oportunidad de saber qué pasó con Obi-Wan Kenobi en su exilio, después de la Orden 66 e incluso más: de finalmente ver a Darth Vader como uno de los mejores -o quizá el mejor- villano de la historia.
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