Futuro incierto para los duranguenses
La comunicación, como parte de la habilidad humana, puede ser tan asombrosa como compleja. Tan así lo es, que hasta con el simple hecho de quedarnos en silencio podemos comunicar infinidad de cosas. Desde que llegamos a este mundo, entre nosotros estamos constantemente enviándonos mensajes aunque no tengamos la mínima intención de hacerlo.
En esta vida, todo comunica. Por ello aprendimos a valernos de herramientas y canales para transmitir todo tipo de mensajes. En política como en la vida misma, todo comunica y nada ocurre por casualidad; por el contrario, los sucesos que componen nuestra existencia y la de las propias instituciones que hemos creado, están regidos por la causalidad. La comunicación y la política son un engranaje que no se puede manejar por separado.
La colocación de lonas con las leyendas de cancelación de obra, en el área del bulevar Francisco Villa en la que el Gobierno del Estado intenta construir un moderno puente vehicular, digan lo que digan, tiene toda la intención política y todos los matices de una campaña de comunicación direccionada. De la misma forma se operó desde la unidad administrativa municipal, cuando se canceló la obra del centro comercial Distrito Hampton, propiedad de un empresario local que pretendía una candidatura.
Como ya lo habíamos mencionado antes en este espacio editorial, en Durango la disputa entre la Carnation y el Bicentenario es real, sin embargo en esta ocasión el encono político entre el alcalde José Ramón Enríquez Herrera y el gobernador José Rosas Aispuro Torres, pasó de los livianos rounds de sombra directamente al cuadrilátero político electoral.
No ha sido casualidad el que a unos días de haberse iniciado formalmente el proceso electoral 2018-2019, en el que se habrán de renovar las 39 alcaldías, las acometidas arreciaran entre ambos personajes y sus respectivos equipos, pues los intereses por el municipio de la capital del Estado son bastantes y de gran peso.
Y es que por un lado el presidente municipal de Durango ha estado más preocupado en allanar el camino de su propio futuro político, por lo que los reflectores han sido su prioridad para buscar posicionamiento y lograr la reelección, para a partir de ello, consolidar esa base y emprender desde ella su campaña rumbo a la gubernatura.
Tampoco son casualidad las sesiones de cabildo en poblados del municipio como tampoco lo son las redes que José Ramón ha tendido en varios municipios y regiones, como es el caso de la comarca lagunera, donde ha podido establecer alianzas con distintos actores políticos llegando incluso a entrar en conflicto con la alcaldesa de Gómez Palacio, Leticia Herrera Ale.
Es por ello que Aispuro Torres no ha podido encontrar en dos años ni eco ni apoyo en el oftalmólogo y su administración, para poder asentar su gobierno. Hoy más que nunca el gobernador precisa de tener afinidad política con quien gobierne el municipio de Durango, pues la capital es el principal escaparate político para poder consolidarse de una vez por todas.
EN LA BALANZA.- Lo malo de todo este conflicto es que por caprichos estériles se diezme el progreso y la modernidad. No hay que ir tan lejos para darnos cuenta cómo otras ciudades capitales nos llevan años de ventaja. Décadas de atraso son las que ha padecido no solamente la ciudad de Durango sino todo el Estado, por las ambiciones desmedidas para alcanzar el poder a costa de condenar al subdesarrollo a la sociedad duranguense.
CEROS SECOS Y PELONES... Falleció el obispo de Gómez Palacio, José Fortunato Álvarez a los 50 años de edad, luego de una larga lucha contra una oclusión intestinal. Desde el mes de marzo, su estado de salud se complicó, por lo que fue trasladado a la Ciudad de México, para ser sometido a una intervención quirúrgica, en la que se le colocó una prótesis intestinal, conocido como "stent", todo esto por la vía endoscópica. Después de su operación fue reportado como estable sin embargo dejó de existir el pasado miércoles. Descanse en paz.
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