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El endurecimiento del estado

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JESÚS MENA VÁZQUEZ

Mañana 5 de febrero celebramos un Aniversario más de la promulgación de la Constitución que nos rige desde 1917. Nuestra Carta Magna representa los principios básicos que regulan nuestra vida en sociedad. Los derechos sociales presentes en nuestra Constitución representaron un avance en su tiempo, aunque lamentablemente aún hoy muchos de ellos sean letra muerta para millones de mexicanos.

Durante el tiempo que nuestro sistema político funcionó con un partido único, las reformas al texto Constitucional eran decididas desde la Presidencia de la República y los contrapesos incluidos en el texto Constitucional para reformarlo eran ornamentales, sin embargo, con la transición democrática esos contrapesos (mayorías de dos terceras partes en el Congreso de la Unión y mayoría de congresos locales) pusieron límites reales al Presidente que quisiera hacer cambios constitucionales.

Ahora tenemos un nuevo gobierno federal que ha recibido el respaldo mayoritario de la población, expresado con mayorías simples en las Cámaras del Congreso de la Unión al partido del Presidente y sus aliados, además de la mayoría de los congresos estatales. En los temas importantes, todos ellos dependen de las instrucciones del Presidente de la República para impulsar o congelar iniciativas de Ley.

La importancia de cambios constitucionales radica en que se presume que el texto constitucional es vigente durante períodos de tiempo mucho mayores a la de ordenamientos jurídicos de menor jerarquía que necesitan menos requisitos para su abrogación.

La Constitución marca el referente ideológico que define el rumbo del estado, en nuestro caso, aún con los cambios que se han hecho a través de las décadas, es posible ver un compromiso para defender derechos humanos que, al menos en el papel, garantizan ciertos mínimos de bienestar a toda la población mexicana.

En este período de gobierno, caracterizado por su intención de centralizar el poder, no es posible para la coalición gobernante realizar cambios a la Constitución con la facilidad del partido único de antaño. Es necesario que la mayoría en el Congreso de la Unión negocie con la oposición, sobre todo en la Cámara de Senadores, para llevar a cabo reformas constitucionales, como la de la Guardia Nacional que se intenta poner a discusión en este período de sesiones.

De prosperar este u otros cambios de ese calado, como por ejemplo la prisión preventiva para ciertos delitos, seguramente estarán en el texto constitucional por décadas, endureciendo la interacción del estado mexicano con sus ciudadanos y cambiando de manera sutil pero innegable el énfasis que hasta ahora tiene la Constitución en la defensa de los derechos humanos y la presunción de inocencia.

Twitter: @jesusmenav

Escrito en: Vida pública cambios, Constitución, texto, Unión

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