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Los amores de Amado Nervo

LETRAS DURANGUEÑAS

Los amores de Amado Nervo

Los amores de Amado Nervo

MARIO JIMÉNEZ FLORES

Febrero mes del amor y la amistad. Aunque durante las actividades diarias el tiempo y el dinero son bienes escasos, cada año se festejamás esta fecha. El día estelar es el 14 de febrero, que destaca con un corazón rojo en los calendarios o en los almanaques que los comercios regalan a sus clientes al inicio de cada año. El clima empieza a sermenos frío y si bien la sabiduría popular califica a “Febrero loco y a Marzo otro poco”, los días y las tardes empiezan a ser cálidas, brillantes y alegres, únicas, como son las de Durango. El espíritu se pone atento a las señales del amor y allí están los brotes de las flores con su aroma perfumado; abren sus pétalos y ofrecen a sus amigos-insectos el dulce polen y empieza la fiesta: un nuevo ciclo: el amor es la energía pura que dará sus nuevos frutos.

La época recuerda también amores clásicos como el de Alonso Quijano y Aldonza Lorenzo -Don Quijote de la Mancha y Dulcinea del Toboso-, Romeo y Julieta, Cleopatra y Marco Antonio, amores que trajeron a mi memoria el gran amor de un poeta que recitábamos desde la escuela primaria: Amado Nervo.

Amado Nervo nació en Tepic, que en ese tiempo era territorio de Jalisco, el día 27 de agosto de 1870; sus padres fueron Doña Juana de Ordaz y Núñez y Don Amado Ruiz de Nervo; fue el primogénito de 7 hermanos, más dos hermanas adoptadas. De su padre heredó el nombre y el apellido modificado, para quedar registrado como José Amado Nervo. Inició a escribir poesía desde muy pequeño; su primer poema lo tomó a escondidas una de sus hermanas y lo leyó en familia a la hora de la comida; su padre no se lo festejo, él era comerciante -practico y pragmático- más dado al trabajo que a las artes, en cambio su madre sí escribía poemas pero no tuvo la oportunidad de publicarlos o darlos a conocer por la misma represión de don Amado. El 18 de julio de 1883 muere su padre y en enero de 1884 el joven Amado se fue a estudiar a Jacona, Michoacán, en el Colegio de Padres Romanos San Luis de Gonzaga; luego en 1886 estudió las facultades menores en el seminario de Zamora y se graduó de bachiller en 1888. En esta época sostiene una relación sentimental con Antonia Méndez de quien conservó un rizo de su pelo y una fotografía; en las cartas que le enviaba fechadas entre mayo y julio de 1889, ya se vislumbraba como un seductor con la palabra escrita, porque en lo personal era muy conservador. Terminó esta relación sentimental y de ella se conservan cuatro cartas y un acróstico donde grabó su nombre y que tituló: Niña del corazón. Aquí se transcribe completo:

“Adorada mujer del pensamiento, / Niña hermosa que formas mis encantos:/ Tú inspiras de mi cítara los cantos;/ Oye, pues, por piedad, mi tierno acento./ No sabes que te adoro, que tú eres/ Iris de paz de mi brumoso cielo, / Ángel de amor que con amante anhelo/ Me brindas con mil mágicos placeres?/ En mi mente de fuego, enloquecida, / Niña del corazón, tu imagen pura/ Dios grabó para siempre; y es, querida, / Ese amor, conque formas mi ventura, / Zaeta que me hiere y me da vida”.

Amado Nervo estudió teología en el Seminario de Zamora y no continuó sus estudios por necesidades económicas; en seguida estudió leyes y en esta etapa escribió su novela “El Bachiller”; suspendió sus estudios en el seminario de Zamora, a finales de1891, cuando la institución cerró sus puertas. Regresó a Tepic donde sobrevivió en diversos trabajos para ayudar a su familia, de allí se trasladó a Mazatlán, Sinaloa y comenzó a escribir en el periódico “El correo de la tarde”, donde se dio a conocer como escritor, y en junio de 1884 se trasladó a la ciudad de México, a trabajar en el periódico “El imparcial” y el semanario cultural “El mundo ilustrado”, de Rafael Reyes Spíndola.

Nervo ya es conocido por su poesía, cuentos, novelas y crónicas publicadas, y ahora tiene una relación sentimental con Amelia, hija de una familia francesa; es una joven de deslumbrantes ojos negros y Amado la adora, abona la leyenda de seductor verbal poco afortunado en lances reales; una muestra de ello es una carta fechada el 14 de febrero de 1900 donde le dice: “Amelia, el cielo quiso que la hallara y ya no me seduce nada en la vida fuera de mi linda Memé. En agosto cumplo treinta años. Usted va a cumplir dieciocho. Eso es bueno, porque la mujer envejece más pronto que el hombre y juntos llegaremos a la ancianidad…” El idilio iba muy bien en la pareja de novios, pero los padres de Amelia no aceptaron dejar el futuro de su hija al lado de un hombre de letras. A finales de marzo agobiado por la muerte de su hermano Luis y después de la separación forzada de Amelia, llega a la oficina de Rafael Reyes Spíndola y le dice: Rafael, vengo a despedirme de ti. ¿Pues a dónde vas? Me voy a suicidar. Rafael lo miró largamente y le dijo: ¿Y que te parecería si en vez de irte a suicidar te fueras a Europa? Y la vida empezó de nuevo para Amado Nervo el 12 de abril de 1900, día en que inició su viaje a París enviado como corresponsal del periódico “El Imparcial” y “El Mundo ilustrado”, para hacer la reseña de la Exposición Universal de París, que era como el inventario mundial de los avances científicos y tecnológicos y donde México estaba presente con sus novedades industriales. Al año siguiente la noche del 31 de agosto de 1901 conoció a Ana Cécile Louise Dailliez Larguillier, la mística musa de “La Amada Inmóvil”; se enamoraron a primera vista , aunque mantienen su amor en secreto no se apartan hasta que Amado se regresa al país en 1902 y se reincorpora al periodismo y a la dirección de la Revista Moderna de México. En 1904 Ana Cécile viaja a México para encontrarse con el amor de su vida, trae con ella a su pequeña hija Margarita Elisa Dailliez de cuatro años, y que había nacido un año antes de conocerse. Amado Nervo es nombrado Segundo Secretario de la Legación de México en España y Portugal el 1 de julio de 1905 y se trasladan los tres a Francia y luego a Madrid, donde se instalan en un departamento de la calle de Bailén 15. Donde viven felices hasta el 17 de diciembre de 1911 en que Ana Cécile se enferma gravemente de fiebre tifoidea y el 7 de enero del año siguiente la musa fallece en los brazos de Amado, su amado, a las doce y cuarto de la tarde en la casa de Bailén 15 donde se encuentra a la fecha una placa en honor de Amado Nervo. Esa noche la veló en soledad, ahí nació el poema “La Amada Inmóvil”; nadie los acompañaba, estaban solo Amado y la niña Margarita Eliza, porque siempre mantuvo en secreto su relación con su amada. La única persona que los visitaba era su gran amigo Rubén Darío; el 8 de enero es sepultada en el cementerio de San Lorenzo y San José en Madrid donde la despide con estas palabras: “Gracias, idolatrada mía, del fondo de mis entrañas, por los diez años de amor que me diste. ¡Que Dios te bendiga¡”.

En medio de su profundo dolor por la separación, se siente arrepentido por la forma obscura en que vivieron esos años alejados del mundo; así lo manifiesta en una carta que envía a su hermano Rodolfo: “Debí casarme con ella y no lo hice por preocupaciones y suspicacias que ahora a la luz cruda de mi dolor considero indignas y estúpidas.” Es muy profundo el sentimiento de Amado Nervo por la pérdida de Ana Cecilia, él es un devoto de la Virgen María y creyente de su religión cristiana, durante la enfermedad de ella, pide a Dios que se lo lleve a él primero, luego quiere morir junto con ella y en esta profunda reflexión concluye que Dios no cambia sus designios y lo único que puede decir con certeza es: Dios mío hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo. El poeta había decidido que sus últimos versos serían los que titula “Serenidad”, pero está por escribir su obra más conocida, “La Amada Inmóvil”, donde decanta todo su amor y veneración por quien fue el gran amor de su vida bellamente descrito en el poema “Gratia Plena”: “Todo en ella encantaba, todo en ella atraía:/ Su mirada, su gesto, su sonrisa, su andar…/ El ingenio de Francia de su boca fluía./ Era llena de gracia, como el Avemaría;/ ¡quien la vio, no la pudo ya jamás olvidar!”.

Ante las autoridades civiles de Francia, Amado solicitó que le otorgaran la Patria potestad de la niña Margarita Eliza y lo consiguió, la trajeron a la Ciudad de México y estuvo bajo el cuidado de Concepción y Elvira, dos hermanas del poeta que permanecían solteras, en la calle 3ra. de Colonia número 48 de la colonia Santa María la Ribera; hoy la calle se llama Amado Nervo y conserva el mismo número. Al crecer la niña Margarita Eliza se convirtió en el vivo retrato de su madre, al morir Amado Nervo ella había cumplido dieciocho años, y hasta el final él la protegió y la consideró en su testamento como su hija adoptiva; Margarita siempre considero a Nervo como su padre: toda su vida estuvo con él. Hay algunas opiniones suspicaces en la interpretación del cariño que el poeta sentía por la hermosa joven, y eso lo dejaremos para la siguiente entrega que hagamos de Amado Nervo, hoy nos ocupan sus amores correspondidos por mujeres a las que amó y que a él también lo amaron.

El poema “Gratia Plena”, musicalizado, lo interpretan de forma magistral Jorge Negrete y el padre José Mojica y lo declama con su estilo único Manuel Bernal “El declamador de América”. Será muy agradable recordar en este mes del amor y la amistad al poeta Amado Nervo y de paso deleitarse con estas magnificas voces. Felicidades en este mes y que brille siempre como un sol para todos el amor y la amistad.

Escrito en: LETRAS DURANGUEÑAS Amado, amor, Nervo, ella

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