Durante el año pasado, en los cuatro países se presentaron procesos de violaciones de a los derechos humanos. La denuncia de la sociedad hizo posible la creación de mecanismos especiales que darán seguimiento a tales sucesos. En todos, la presión de las organizaciones de la sociedad civil fueron vitales para que se diera atención a los casos. De manera tal, que los Estados se han visto en la necesidad de aceptar la intervención de organismos internacionales.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) es un órgano autónomo de la Organización de los Estados mericanos (OEA) y de la Convención Americana sobre Derechos Humanos. Desde su creación en 1959 ha servido para coadyuvar respuestas a las violaciones de derechos humanos en el continente. Su principio de autonomía le permite tener cierta independencia de las corrientes políticas que se disputan el control de la OEA.
Una de las herramientas más importantes de la CIDH son los mecanismos especiales que se crean para atender situaciones urgentes. Estos mecanismos sirven sobre todo para dar trámite a las demandas de las víctimas y organizaciones sociales que las acompañan. Permiten crear mesas de diálogo con relativo equilibrio de las asimetrías de poder cuando los actores violentos provienen de agentes del Estado.
México. En el 2018 fue uno de los países con más visitas oficiales. La más simbólica fue la realizada a la Escuela Normal "Isidro Burgos" en Ayotzinapa, Guerrero. En el 2018 la CIDH solicitó al Estado mexicano aclaraciones sobre el procedimiento de las
Investigaciones por la desaparición de los 43 estudiantes, en un claro signo de la "capacidad" que tenía la pasada administración federal de responder a todo pero decir poco. Uno de los puntos más insistentes el mecanismo de seguimiento fue la recomendación de ampliar algunas líneas de investigación que el Estado omite.
República Dominicana. Desde la sociedad civil de dicho país caribeño se ha impulsado una agenda de políticas públicas en materia de derechos humanos que al Estado le ha costado asumir y hacerla operativa. Los temas de migración, discriminación, derechos de las mujeres e igualdad de género han estado al centro del mecanismo de seguimiento de la Corte. Quizá es este uno de los mejores ejemplos de la capacidad de intermediación que tiene un organismo internacional en cuanto los diálogos entre la sociedad civil y agentes del Estado han producido un trabajo en conjunto.
Nicaragua. El país centroamericano vivió una fuerte movilización social el año pasado. Allí la CIDH instaló el mecanismo in situ más largo de su historia. Cumplió la misión de vigilar las violaciones a los derechos humanos que ocurrieron, pero sobre todo ofrecer una visión de conjunto del proceso de debilitamiento del Estado de Derecho. Se puso particular atención en la represión estatal, en las personas privadas de la libertad, las solicitudes de asilo y de protección internacional.
Ecuador. Tres personas del equipo del periódico "El Comercio" de Quito fueron secuestradas el 26 de marzo del 2018 y posteriormente asesinadas en la frontera entre Ecuador y Colombia. Por un lado, el mecanismo de seguimiento ha colocado en el centro a las víctimas y sus familiares comprometiéndose a ayudar a que conozcan la verdad de lo sucedido; por otro, la CIDH ha resaltado cómo estos delitos aislados son una expresión del proceso de ataques contra la libertad de expresión en el continente.
Una visión de conjunto a los informes presentados en estos cuatro casos permite observar diferencias en los resultados cuando los problemas se tramitan en la oficina de Washington y cuando se realizan trabajos en el contexto en el que suceden las violaciones a derechos humanos. Además, con excepción del mecanismo creado para el caso mexicano, en los otros casos hay una clara preocupación por entender los delitos concretos bajo perspectivas más amplias. Los mecanismos de seguimiento se consolidan como un recurso utilizado por la sociedad civil organizada para alcanzar objetivos de respeto a los derechos humanos.
Twitter: @davidsecular