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LETRAS DURANGUEÑAS

María Cristina Salas, casas viejas con fantasmas

María Cristina Salas, casas viejas con fantasmas

María Cristina Salas, casas viejas con fantasmas

ÓSCAR JIMÉNEZ LUNA

La obra literaria de María Cristina Salas es una de las más significativas de Durango, cifrada en varios libros. En forma puntual damos aquí cuenta de una de sus publicaciones principales, si bien hay otras igualmente estimables.

Arquitectura durangueña con fantasmas (2005).

"Cláusula en el arte y en la filosofía, respetar en el símbolo la virtud del misterio", dice el poeta argentino Ezequiel Martínez Estrada. Y dice bien. Entre el mundo y sus conquistas racionalistas, entre la realidad concreta y sus visibles representaciones, se abren los espacios de lo sobrenatural e inasible. "Arquitectura durangueña con fantasmas", el libro de la escritora duranguense María Cristina Salas, se sitúa precisamente dentro de esta profunda tradición cultural.

Las páginas de este breve volumen son visitadas, como lo señala el volumen, por ánimas en pena, seres que no se resignan del todo a abandonar su vida pasada. Caminan en silencio por las noches, hablan a plena luz el sol; unos prefieren la presencia ruidosa, a otros les da por la travesura de tocar puertas, incluso hay uno que -sin el mínimo respeto por el temor que causa su condición de difunto- se pone a seguirle el canto a un asombrado personaje vivo. Así, a través de tales encuentros inquietantes, las horas actuales se comunican a territorios más insondables.

La nostalgia de los muertos -ese afán a la vez terrible y a la vez conmovedor por no dejarnos en paz-es la única ventana por la que descubrimos la irrenunciable vigencia de sus deseos. Lo subraya el clásico: los que se fueron solamente regresan por odio o por amor.

Estos fantasmas durangueños han buscado la casa antigua para manifestarse, construcciones retratadas con fortuna y conocimiento por la autora, caro a sus aprendizajes de artes y letras. Porque son, en efecto, los dos núcleos que sostienen la obra: por un lado la voz del pueblo, por el otro el aprecio por el legado arquitectónico de Durango y de otros lugares de la región.

De esta manera la recreación y la ilustración se conjugan en una lectura verdaderamente agradable, por las emociones que despierta. La prosa de este libro -por el movimiento sosegado de los ríos norteños- nos lleva a algunos ayeres que no quieren morir, descritos y reelaborados que además mucho tienen de reseña autobiográfica. Hace ya varios años, después de una conferencia que impartí en Querétaro, conocí una obra literaria que coincide con el tema del presente conjunto de relatos. A mi regreso, le sugería a nuestra escritora que ojalá pudiésemos contar con un libro similar. Su buena hechura y feliz publicación reafirma hoy -válgase por esta ocasión el orgullo compartido- este acierto editorial, amparado por nuestra siempre entrañable Sociedad e Escritores de Durango, A.C.

Tenemos en las manos una obra que evoca parte de la historia sentimental de Durango. Estas hojas son como espejos que nos miran -y nos leen- por dentro.

Escrito en: LETRAS DURANGUEÑAS obra, fantasmas, María, Cristina

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