Tú no lo sabes, pequeña nieta mía, pero en la noche los ángeles del cielo vienen a mirarte.
No lo sabes, pero cuando hablas el árbol del jardín se llena de aves que acuden a escuchar tu música.
No lo sabes, pero cuando por la mañana abres los ojos el sol cierra los suyos, deslumbrado.
Mira las flores. Ellas te están mirando a ti.
Mira las nubes. Se han detenido para verte pasar.
Mira el mar. Tu mirada lo ha hecho más azul.
Ven, niña de mis ojos, y haz que mis brazos sean felices al sentirte entre ellos. Ven con tu abuelo y pon en él tu luz y tu canción. No sé cuánto camino me quede por andar, pero sí sé que en él estará la armonía de tu risa y el resplandor de tu mirada.
Esta noche abre los ojos, pequeñita, y verás a los ángeles del cielo. En mi noche yo abriré los míos y te veré a ti.
¡Hasta mañana!...