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La Universidad del homicidio según Giovanni Papini

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ENRIQUE ARRIETA SILVA

De Giovanni Papini, solo conozco dos obras, que son Gog y El Libro Negro, que es continuación del primero. Me bastan estas dos, para darme cuenta del gran genio alegórico que brota en torrente de la pluma de este escritor, nacido en Florencia el 9 de febrero de 1881, formando parte de una familia de clase media. Falleció en la misma Florencia el 8 de julio de julio de 1956, de una enfermedad que paralizo sus manos que lo dejo ciego y mudo.

Haciendo a un lado la modestia, he de decir, porque viene a la ocasión, que hace como diez años, tuve la oportunidad de conocer Florencia, verdadera ciudad museo, y de tomarme una fotografía en la tumba de Maquiavelo, que ya la quisiera más de un político.

Dejando atrás esta disquisición, y volviendo al escritor florentino que nos ocupa, he de decir, siguiendo a Ariel López González, autor del prólogo al Libro Negro sobre el que versa mi personal reflexión, publicado por editores mexicanos unidos 2015, que en El Libro Negro, el autor cuenta en forma de diario, las aventuras, ideas y sueños de su personaje principal. Que es un libro de ficción alegórica de gran riqueza y vitalidad, que figura como segunda parte de Gog y que Papini fue una de las figuras más controvertidas del medio cultural de Italia y que en esta obra, como queda dicho, cuenta a la manera de diario, las aventuras de un millonario gringo, que aprende a conocer la importancia de los valores humanos más simples.

En sus páginas, se enlazan relatos como: El Tribunal Electrónico, La Ignorática, El Único habitante del Mundo, La Historia Universal a Vuelo de Cuervo, El Abate y las pecadoras, La Resurrección de la Materia, Las Venus Feas, La Fábrica de Novelas, El Padre de Cien Hijos, El Mercado de Niños Los Vendedores de Imposibles, y otros más que hacen la delicia y el asombro de los lectores.

Giovanni Papini, en su obra El libro negro, libro de ficción alegórica como es bien sabido, con su extraordinaria imaginación, titula a una de sus alegorías La Universidad del Homicidio, llamada así porque en esa universidad de su sorprendente imaginación, en los cursos que duran dos años y cuya existencia se justifica, porque no existe una técnica segura en el homicidio, pues algunos asesinos solo logran herir ligeramente a sus víctimas, se enseñan materias tan importantes para el éxito de los delincuentes, como:

Anatomía humana para impartir el conocimiento, de cuáles son los órganos vitales vulnerables con mayor seguridad.

Toxicología para servirse de venenos seguros con máximas garantías de impunidad.

Balística en la que se enseña todo lo que respecta a las armas de fuego modernas y a los métodos para utilizarlas con utilidad y seguridad.

Metalurgia, cátedra que se ocupa de las armas metálicas de punta y corte, puñales y cuchillos, con indicaciones aptas para la conservación y el uso.

Gimnasia para iniciar a los alumnos en técnicas de estrangulación y de la sofocación, así como empujar un hombre al agua y arrastrar un cadáver sin demasiado esfuerzo, ni ruidos excesivos.

Química, cátedra para el estudio de ácidos y solventes, auxiliares preciosos para disolver integralmente los cadáveres.

Arte del ocultamiento, para desaparecer rápidamente las manchas de sangre y las huellas digitales.

Historia Universal del Asesinato, en donde se describen e ilustran los homicidios más célebres de todos los países y sus métodos.

Antimoral, cátedra en la que un acreditado filósofo, expone las justificaciones biológicas y sociales de la supresión de hombres, y quita los últimos escrúpulos de la compasión y la vileza.

Existe también, un Museo Retrospectivo, en donde se exhiben armas homicidas de todas las épocas y retratos de muchos famosos asesinos.

Como en toda universidad que se respete, no podía faltar la biblioteca, en la que se pueden consultar obras como El Asesinato como una de las Bellas Artes, de Tomás de Quincey; La Mujer Asesinada con Ternura, de Heywood; El Hombre Delincuente, de César Lombroso; El Poeta Asesinado, de Apollinaire, y otras por el mismo refinado estilo alegórico que le es muy particular y celebrado al inmortal Papinni.

Una pregunta, resulta obligada ante el crecimiento exponencial de los asesinatos y delitos en México, cuyas estadísticas no son necesarias traer a cuento, porque todos sabemos que el asesinato, el asalto, el robo, el secuestro, la extorción y toda clase de conductas delictivas, están a la vuelta de la esquina de muchas ciudades del país; no se diga en la capital de la República, en donde el robo y la muerte viajan en combi y caminan en las banquetas del mismo centro histórico.

¿No habrá alguien leído a Papinni, y siguiendo sus alegorías establecido una Universidad del Homicidio en nuestro país, que funciona desde 2006 hasta nuestros días? Es pregunta.

Escrito en: LETRAS DURANGUEÑAS cuenta, armas, Libro, Universidad

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