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¿Salud mental o educación vial?

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¿Salud mental o educación vial?

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IGNACIO ESPINOZA GODOY

En fechas recientes, quienes vivimos en la ciudad capital de Durango nos hemos enterado, a través de los diferentes medios de comunicación y de varias redes sociales, de incidentes viales en los que se han involucrado lo mismo automovilistas que ciclistas. Lo que llama la atención es la manera en que han reaccionado las personas implicadas y lo cual ha generado, incluso, todo tipo de comentarios, en favor y en contra de quienes han protagonizado esos percances que se pudieron evitar con un poco de cordura, tolerancia y, sobre todo, sentido común.

Hubo quienes, incluso, refirieron que los involucrados, en este caso aquellos que reaccionaron de una manera violenta, tienen problemas de salud mental, mientras que otros sugirieron que los conductores agresores carecen de educación vial, por lo que recomendaban que tomaran un curso intensivo para que aprendan acerca de las reglas básicas de la materia y así, en un próximo incidente similar, sepan cómo manejar adecuadamente esos percances en el ámbito de la prevención, en tanto que, en el otro extremo, se sugería que fueran sometidos a un tratamiento estricto para que aprendan a controlar sus emociones antes de agredir de manera verbal y física a sus semejantes.

Recordemos, por ejemplo, que, en un primer caso, se difundió un video en el que, aparentemente, un hombre de edad madura había agredido a una mujer en el estacionamiento subterráneo de un conocido centro comercial de esta ciudad, supuestamente porque la fémina le había ganado el espacio de estacionamiento, lo que derivó en una denuncia por lesiones que interpuso la supuesta víctima y que días después implicó la detención del hombre que presuntamente la había golpeado.

Sin embargo, luego se difundieron varios comentarios de supuestos testigos que contradecían la versión de la mujer y que colocaban a esta como la agresora. No obstante, sin darle la razón a alguna de las dos partes, ya será la autoridad judicial la que se encargue de deslindar la responsabilidad de cada uno de los involucrados.

En el otro caso, se difundió también otro video en redes sociales sobre un percance vial que involucró a dos motociclistas y en el se observa que uno de ellos se quitó el casco para golpear con saña la cabeza del otro, mientras que un menor acompañante del motociclista violento (se decía que era hijo de este) miraba la escena de agresión cobarde que sufrió un joven repartidor de pizzas y que no se pudo detener a pesar de la intervención de algunos jóvenes que pasaban por el lugar y que le pedían al victimario que ya frenara la golpiza. Sin embargo, como respuesta, los muchachos que apelaban a la compasión del hombre maduro fueron amenazados por este en el sentido de que les esperaba la misma suerte si insistían en intervenir en favor del joven agredido.

Ese mismo día, tras difundirse el video, que se hizo viral, hubo alguien que identificó plenamente por su nombre al motociclista agresor, que pertenece a un motoclub, por lo que la Fiscalía General del Estado ya giró la orden de aprehensión correspondiente para que responda por las lesiones que le ocasionó al joven repartidor de pizzas ya que la violencia no se utilizó como una reacción de defensa, sino como una forma de desahogarse por el incidente vial en el que había participado.

Lo mismo que en el anterior caso, ya corresponderá a las autoridades judiciales deslindar la responsabilidad en el incidente, aunque en este segundo episodio sí se observa cómo el motociclista de edad madura se excede en la agresión contra el joven trabajador y en este asunto la sanción sí podría ser amplia contra el miembro del motoclub.

Una vez que recapitulamos sobre esos dos casos en los que se involucran conductores de vehículos distintos, el asunto y factor común es que algunos de los implicados perdieron los estribos y reaccionaron de manera violenta contra quienes tuvieron la mala suerte de cruzarse en su camino.

Si bien, quienes tenemos el privilegio de contar con un vehículo automotor estamos expuestos a vernos involucrados en un accidente vial, eso no justifica que reaccionemos de forma violenta contra quien chocamos o con quienes tuvimos un percance leve o fuerte en la vía pública, pues siempre lo más importante será salir ileso de esos incidentes, o al menos con lesiones no graves.

Debemos estar conscientes de que conducir un automóvil entraña una enorme responsabilidad, ya que no sólo está de por medio nuestra integridad física y nuestra vida, sino la de los demás conductores y de los peatones, por lo que cada vez que abordemos nuestra unidad motriz deberíamos asumir el compromiso de manejar con un profundo respeto hacia nuestros semejantes.

Con relación a si los involucrados en los casos relatados requieren un curso de educación vial o un tratamiento de salud mental, eso ya corresponderá determinarlo a las autoridades. Sin embargo, insisto, los conductores de vehículos debemos manejar con respeto, responsabilidad y, sobre todo, mucha tolerancia, pues nadie tiene derecho a pasar por encima de los derechos de los demás.

Escrito en: salud mental quienes, joven, conductores, manera

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