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A 40 años del movimiento estudiantil de 1968

Luego de la toma de CU, la Presidencia recibió correspondencia de ciudadanos con posturas encontradas; unos apoyaban el uso de la fuerza pública y otros la rechazaban.

Agencias

México, DF.- La masacre del dos de octubre de 1968 duró más de dos horas. Fue un acto de gobierno cuyos culpables nunca han sido castigados por el Estado. Sin embargo, la sociedad sigue señalando a los culpables de este hecho que marcó la historia de México hace 40 años.

Aún no se sabe exactamente el número de muertos, quiénes comenzaron a disparar a la multitud, ni quién –desde el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz– ordenó el ataque. Echeverría se deslinda. El libro “Luis Echeverría Álvarez. Entre lo público y lo privado”, publicado por Editorial Planeta, comenzará a circular la próxima semana.

Aquí presentamos un adelanto del capítulo dedicado a las impresiones del ex presidente en torno al movimiento estudiantil de 1968.

-¿Cuáles fueron los momentos más difíciles que vivió como secretario de Gobernación?

Casos muy sonados, históricos. Durante 1968 varios movimientos juveniles fueron creciendo. Estaban en contra, personalmente, del presidente Díaz Ordaz. Entonces llegó a haber hasta 120 mil, 130 mil jóvenes en el Zócalo con insultos al Presidente por diferentes motivos.

Canalizaron todo contra él. El 2 de octubre de 1968 hubo un gran mitin en Tlatelolco, en la Plaza de las Tres Culturas, encabezado por el Comité de Huelga; esa gente fue mucho muy activa. Entonces se presentó el Ejército por instrucciones del Presidente al Secretario de Gobernación, para apresar al Comité de Huelga y disolver el mitin.

Ése fue el 2 de octubre. Hay que recordar que el Presidente había organizado la celebración en México de los Juegos Olímpicos, cuya inauguración estaba programada para el 12 de octubre del 68.

Lo de Tlatelolco fue el 2 de octubre, y aquello, 10 días después. Entonces había la consigna de los manifestantes diciendo: “No queremos Olimpiada”. Pero ése era un compromiso del Estado mexicano, un gran acontecimiento. Entonces, el Presidente —que es el único que puede decidir cosas de esa magnitud excepcional— ordenó que fuera el Ejército. Hubo una balacera; murieron soldados, oficiales. Del otro lado, estudiantes.

-En ese contexto, ¿cuáles fueron las instrucciones que usted recibió del Presidente?

No, la orden fue al Ejército. En realidad todo lo manejó el Presidente.

-Pero usted era secretario de Gobernación.

Sí, pero las grandes determinaciones, que fueron muy graves, nunca eran cosa del subsecretario, ni del secretario, eran del Presidente. Entonces y ahora las grandes determinaciones al Ejército vienen del Presidente, que es el comandante general del Ejército.

-¿Usted tenía comunicación con el Secretario de la Defensa?

No, no como secretario de Gobernación; él trataba directamente con el Presidente. Además, el secretario de Defensa (Marcelino García Barragán) tenía sus simpatías para la presidencia siguiente, porque, después del contacto con el Presidente, con quien más tenía comunicación era con el secretario de la Presidencia, el doctor Emilio Martínez Manautou, que trabajaba muy cerca del Presidente, entonces le vio posibilidades para que fuera candidato.

-Pero, en aras de la precisión, ¿cuál fue el papel del Secretario de Gobernación en todo este asunto?

La observación y evitar las pugnas políticas de todo género, el contacto directo para algunas cosas, sin ninguna intervención; así fue concretamente.

-(...)¿De qué manera, según su versión, los soviéticos apoyaron a los estudiantes?

Hay que recordar que todo comenzó con un enfrentamiento muy local en la Ciudadela, entre dos escuelas, la prevocacional 6 y la Escuela Preparatoria Isaac Ochoterena; hubo pedradas, entonces entró la Policía que mandó el Gobierno del Distrito Federal y ésta, ante la magnitud del enfrentamiento, envió a los granaderos, unos policías armados con fusiles que entraron a apaciguar los ánimos a una de los dos escuelas. Inmediatamente comenzó el problema juvenil, mucho muy serio, porque estaban listos para eso.

-¿Quiénes eran los que estaban listos y para qué?

El pleito juvenil de la Ciudadela fue inspirado y organizado por los Comités de Huelga, cuyos líderes tenían mucha influencia soviética; fueron armados por la embajada soviética para causarle un problema a los Estados Unidos.

-Dice usted que Cuba participaba también.

Sí, en parte porque Cuba ya tenía una enorme influencia de la Unión Soviética. Después de que la Revolución Cubana triunfó, comenzó a proyectarse hacia Latinoamérica y aquí también.

Este movimiento del 2 de octubre del 68 recibió una gran ayuda de los cubanos que habían hecho su revolución y la querían en toda América Latina. Las cosas no son simples. Algunos muchachos mexicanos, los que estuvieron en los Comités de Huelga, tenían contacto con la embajada soviética, donde les daban sus centavos. Todo ello hizo crecer ese movimiento.

-¿Realmente nuestro país corría riesgos si el Ejército no hubiera intervenido?

Ese movimiento fue creciendo y llegó a una manifestación que llamaron “Del silencio”, de 140 mil a 170 mil jóvenes en contra del Presidente, que querían que saliera, con caricaturas, con ofensas, de la forma más agresiva. Lo caricaturizaban con la boca abierta y “la trompa bien parada, Díaz Ordaz”, y en la manifestación gritaban “¡Que baje el bocón a discutir con nosotros!”.

Decían: “El día del Informe, ¿qué le va a informar al Congreso? Que nos informe a nosotros”, todo esto en la manifestación. Pero, además, repito, el 2 de octubre sucedió 10 días antes de las Olimpiadas. Esto que te estoy diciendo no se ha hablado mucho. Hasta ahora se me ocurre ya con reflexión. Muy importante, muy importante históricamente.

Entonces, 10 días después hubo una concentración de 60 mil o 50 mil gentes en el estadio para que el Presidente de la República inaugurara el gran acontecimiento internacional de la Olimpiada. ¿Qué hubiera pasado? Si no hubiera habido Olimpiada quizá hubieran invadido el Palacio y hubieran tirado al Presidente.

-¿Usted cree que realmente hubiera podido suceder eso?

Yo creo muy probable que sí. En una de las manifestaciones comenzaron a quemar la puerta de Palacio; si se hubieran metido, probablemente hubieran intentado asesinar al Presidente y entonces el Ejército hubiera intervenido. Yo creo que de no actuar sí hubieran quitado al Presidente.

Incluso en ese entonces había grupos especializados en guerra de guerrillas. Era gente que había ido a la Unión Soviética y luego hasta Corea del Norte, donde los soviéticos los mandaron a aprender guerra de guerrillas.

Era un movimiento político juvenil, pero político. Este movimiento del 2 de octubre del 68 recibió una gran ayuda de los cubanos que habían hecho su revolución y la querían en toda América Latina.

Escrito en: Tlatelolco Presidente, octubre, movimiento, hubiera

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