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La basura

ERASMO SÁENZ CARRETE

Cuando se viene de la Ciudad de México antes de llegar a Vicente Guerrero se observa un basurero que se caracteriza por estar frecuentemente encendido y lleno de humo. En época de vientos, la basura se dispersa por todas partes. Este universo pequeño es en realidad una muestra de botón del problema de la basura en Durango y por extensión es uno de los problemas nacionales más agudos.

En efecto, la basura no tratada ni reciclada es uno de los elementos que contribuyen al calentamiento global. En varias ciudades se inician procesos de participación ciudadana al separar en dos grupos las distintas basuras: orgánicas e inorgánicas. En otros países se llega a tres o cuatro separaciones y en Japón se llega a por encima de veinte separaciones. Algunas ciudades europeas están utilizando la basura como combustible al transporte público.

En Durango es poco lo que se ha avanzado en el reciclaje de la basura. A lo mucho se llega a reciclar el papel, el cartón, los envases de aluminio, el fierro, acero, vidrio y cobre. La participación ciudadana o de consumidores todavía es muy limitada. Sin mencionar que los camiones de basura no tienen compartimentos para los distintos tipos de basura. La privatización en el retiro de basura es un elemento que puede incidir en una menor preocupación por el medio ambiente a menos que las empresas tengan una clara vocación ecológica, lo cual en la mayoría de los casos no es evidente. En las principales cabeceras de los municipios se repite el basurero a cielo abierto como el que mencionamos arriba. En poblados pequeños o rancherías, el reciclaje de la basura es todavía algo muy lejano. Uno de los problemas más acuciantes en la falta de tratamiento para los plásticos, baterías, desechos industriales cuyo proceso de transformación puede durar hasta quinientos años, sin olvidar que las baterías afectan seriamente el entorno.

Otro de los problemas ligado a ello es la contaminación que provocan las basuras sobre los cuerpos de agua. Prácticamente ríos y arroyos se han convertido en conductos para evacuar la basura. Esto ha creado un panorama desastroso tanto en el entorno físico como en lugares incluso turísticos. Recuerdo, por ejemplo, una visita que hice años atrás al Saltito: el agua estaba totalmente contaminada.

La basura y su tratamiento es un buen negocio. Los pepenadores, son un buen ejemplo de ello. Los propios conductores y quienes participan en la recolección de basura participan en la separación del papel, cartón, latas de aluminio y vidrio. Pero se requiere de una verdadera política de Estado para atender de manera integral la basura, involucrando a los comerciantes, amas y amos de casa, consumidores, organizaciones vecinales, universidades, colegios, escuelas primarias, secundarias, empresas, etcétera.

El derecho a un medio ambiente sano forma parte de los llamados derechos de la humanidad. Nos involucra a todos: ciudadanos, consumidores, usuarios, sindicalistas, universitarios, obreros, países, comunidad regional de naciones, organizaciones sociales, Estados, etcétera. Todos pues tenemos una parte de responsabilidad.

Escrito en: basura, llega, problemas, basura.

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