Al menos cinco vándalos asesinaron a golpes a Jesús Gallegos Sariñana, de 52 años de edad; uno de los "cholos" lo golpeó en la cabeza con una piedra y lo dejó inconsciente, solo para continuar la golpiza.
La Fiscalía General del Estado informó que el crimen ocurrió poco después de las 21:00 horas del martes, en la esquina de Simón Bolívar y San Juan de Guadalupe, de la colonia José Ángel Leal. Es ahí donde el quincuagenario tenía su domicilio y atendía una tienda de abarrotes.
A esa hora se desató una riña entre mujeres a las afueras de la miscelánea; Jesús decidió intervenir para que terminara la trifulca, pero en lugar de eso fue golpeado sin motivo aparente por un grupo de sujetos identificados únicamente como 'El Toro', 'Eliú', 'Tero', 'El Goni' y 'Chago'.
Fue este último quien golpeó a Jesús en la cabeza con una piedra, provocando que cayera inconsciente al piso; en lugar de detener la embestida, los "cholos" continuaron golpeando al quincuagenario para luego retirarse sin que al momento se conozca su paradero.
El Agente del Ministerio Público tomó conocimiento del deceso y, tras realizar las primeras investigaciones, ordenó el traslado del cadáver al anfiteatro del Servicio Médico Forense (Semefo) para la práctica de la necropsia, la cual reveló que Jesús Gallegos falleció a consecuencia de traumatismo craneoencefálico producido por los golpes que recibió.
Realizó su último viaje; falleció de un infarto fulminante
Un quincuagenario perdió la vida la noche del pasado lunes en Cuencamé, a bordo del camión en el que viajaba con destino a la ciudad de Durango, víctima de un infarto fulminante.
De acuerdo a la información dada a conocer por los voceros de la Fiscalía General del Estado, alrededor de las 23:00 horas del lunes, el personal de la agencia Investigadora del Ministerio Público acudió a una parada de autobuses de pasajeros a tomar conocimiento del deceso de Pedro Onésimo Hernández de la Rosa, de 58 años de edad, quien tenía su domicilio en la ciudad de Torreón.
Según la información oficial, Pedro Onésimo viajaba rumbo a la capital duranguense, pero el camión hizo una parada de descanso en la cabecera municipal de Cuencamé.
Algunos testigos informaron a las autoridades ministeriales que Pedro Onésimo todavía se bajó a comprar un refresco en una tienda; pero cuando se iba a subir al camión sufrió el infarto y se desvaneció justo en la puerta de la unidad.
Tras dar fe del deceso de Pedro Onésimo, el Agente del Ministerio Público ordenó el traslado del cadáver al anfiteatro del Servicio Médico Forense (Semefo) para realizarle la necropsia de ley.
Durante la mañana del siguiente día, los familiares del ahora occiso acudieron a la Vicefiscalía Zona 1 para realizar la identificación oficial del cuerpo.
Tras el reconocimiento, el cuerpo fue entregado para su sepultura y las autoridades estatales descartaron cualquier evidencia de violencia en el deceso de Pedro Onésimo.