Cuando la noche es un cálido abrazo
Oscuro, de invitación al sueño,
Busco aquellos barcos negros sin dueño
Que un día me llevarán a tu regazo.
Encuentro al fin una brillante vela
En este paisaje de tinta lleno,
Es de un barco que ha dejado la estela
A la invitación nocturna de tu seno.
Para llegar a un perfecto instante,
Tomo el rumbo de una estrella triste
Donde el sueño sea un duro diamante,
Transparente, como agua clara del río
O el pensamiento blanco de un niño
Que cerró los ojos al sueño mío.
II
Palabra cálida, viviente, sana.
Te pregunto con mis ojos de temor
Una cosa que parece lejana:
Estrella, cielo, o quizás el amor.
Tu palabra me acaricia, ardiente,
Sedienta, como una planta a la tierra;
O una hoguera roja, de frío ausente;
O algo que por lejano me aterra.
Deja que mis ojos lleguen a tí
Para beber de esa agua clara, limpia,
De tusbrazos, tus labios y tu cuerpo.
Y que mis manos hagan un verso azul
Para dejarlo en un lirio pálido
Junto a tu voz, verde de mar callado.
III
Amiga la tarde es un pájaro gris
Lleno de perdidas palomas oscuras,
De cantos grabados en piedras duras,
Es un ágil aleteo de perdiz.
El momento se nos queda en las manos
Como un poema que se ha olvidado;
Sólo queda un recuerdo pesado
Como los rectos mandamientos humanos:
Como esa amistad tuya y mía
Que es una cadena fina de rocío
Atada a nuestra sana alegría.
Viene la noche a gritos de lucero
Y la tarde se va con tu recuerdo
En ramos de olivo y barcos de acero.